Estados Unidos volvió ayer a tomar distancia de una intervención directa en el juicio contra la Argentina que lleva adelante Thomas Griesa, en Nueva York. Fuentes diplomáticas de la embajada de los Estados Unidos ratificaron ayer a PERFIL que “la resolución final” de la causa está en manos del tribunal y que “el Poder Ejecutivo” norteamericano “debe aceptar esa decisión”.
En el gobierno argentino está instalada la convicción de que Estados Unidos podría haber tenido una intervención decisiva para que la resolución judicial fuera favorable para la Argentina pero se abstuvo por razones políticas. De hecho, tras el fallo, la Casa Rosada dejó las referencias al juez y apuntó directamente hacia los Estados Unidos. Primero intentó llevar la controversia a la Corte de La Haya, pero Estados Unidos se negó a aceptar la jurisdicción del tribunal. Luego, el Gobierno adelantó que presentará una demanda de dudoso éxito ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). En un discurso, Cristina Kirchner citó incluso un artículo del diario británico The Guardian, que aseguraba que el gobierno norteamericano tiene herramientas constitucionales para “decirle al juez que está interfiriendo en las relaciones” internacionales y bloquear sus sanciones. Las fuentes diplomáticas norteamericanas negaron el argumento de The Guardian, recordaron que la Casa Blanca intervino como “amigo de la Corte” a favor de la Argentina en el proceso judicial pero insistieron con que “la resolución final está” en manos de Griesa. “Seguimos instando a la Argentina a negociar con sus acreedores”, insistieron las fuentes de la Embajada de los Estados Unidos.