No es que los últimos nueve meses de la Presidenta hayan sido una fiesta, pero desde que triunfó ampliamente en las elecciones de octubre de 2011 a Cristina Fernández de Kirchner se la vio bailar más que en su primer mandato.
La viuda eterna, que aún hoy viste de riguroso negro, pasó un largo año de luto y el 23 de octubre del 2011 salió a celebrar a Plaza de Mayo con los miles de militantes que festejaban su victoria con el 54%. Exultante, Cristina se sumó a cantar el "Avanti Morocha" que había usado en su campaña, y rompió con cualquier formalidad en unos juveniles pasos de baile. Ése fue el principio.
El kirchnerismo estaba de fiesta y el estilo rockero del vicepresidente electo Amado Boudou parecía destinado a imponerse como marca registrada del segundo mandato. Para el 10 de diciembre de ese año, otro escenario esperaba a la Presidenta en la Plaza después de la asunción, y Cristina llegó de la mano de su hija, para cantar y bailar juntas el clásico de Iván Noble.
El verano 2012, entre tragedias e investigación judiciales, no brindó oportunidades para el festejo. Pero sí lo haría Guillermo Moreno en otoño. El secretario de Comercio orquestó una gira a Angola, donde la mandataria sorprendería a todos con una danza de alegría africana.
Ayer, Cristina volvió a bailar. En medio de los problemas económicos que afectan a sus dos provincias de origen (Buenos Aires y Santa Cruz), la Presidenta inauguró la segunda temporada de la inmensa muestra Tecnópolis en cadena nacional y terminó improvisando una coreografía al son de una batucada.
¿Por qué baila un presidente? De Carlos Saul Menem aún se recuerdan las danzas árabes como un síntoma del espejismo de los noventa, Hugo Chávez usó el baile para ahuyentar fantasmas, a George W. Bush se le criticaba su falta de ritmo y el matrimonio Obama supo hacerlo con elegancia.
Hace años, Argentina ya había visto una Cristina Kirchner bailarina. La habían imaginado Marcelo Tinelli y Martín Bossi, y había protagonizado un colorido adagio de la mano de Flavio Mendoza. Pero, en 2012, la verdadera, la Presidenta en su segundo mandato, "Ella", la de "la Argentina real", baila sola y vestida de negro.
