Según anunció el ministro de Transporte Florencio Randazzo las líneas de tren Mitre y Sarmiento serán "estatales desde mañana" y así se baja la persiana de la última concesionaria privada en esas líneas desde 1994: UGOMS -integrada por Metrovías (Benito Roggio) y Ferrovías (Gabriel Romero)-, la sociedad mixta que reemplazó a Trenes de Buenos Aires (TBA) de Claudio Cirigliano en mayo de 2012, tres meses después de la tragedia de Once.
Randazzo ya había adelantado el 12 de setiembre que la Sociedad Operadora Ferroviaria (Sofse) controlaría la ejecución de obras de UGOMS durante tres meses, pero luego del tercer siniestro en Once en apenas 20 meses, el Gobierno "decidido que no haya más gerenciador privado".
Sin embargo, Roggio y Romero mantienen sus negocios con otras líneas y medios de transporte. El Grupo Roggio es accionista mayoritario de Metrovías, mientras que Ferrovías posee la concesión de la línea San Martín de ferrocarriles en el consorcio UGOFE.
El 'blanqueo'. Al mismo tiempo, esta nueva fase de estatización de Randazzo "blanquea" una 'financiación de hecho' por parte del Estado nacional de todos los gastos operativos y personal de esas dos líneas ferroviarias, -además de las obras- que inició Eduardo Duhalde en 2002. Ese modelo de "emergencia ferroviaria" lo profundizó Néstor Kirchner en 2003 con la política de subsidio al transporte público que ejecutó el mutiprocesado y condenado ex secretario Ricardo Jaime.
Si el Estado pagaba sueldos y todos los gastos operativos -mediante los polémicos subsidios- y obras, el delegado gremial de la línea Sarmiento, Rubén "Pollo" Sobrero, se preguntó el mes pasado ante una consulta de Perfil.com: "La pregunta que hay que hacerle a Randazzo es por qué siguen los empresarios en el medio. De TBA a UGOMS la gestión empeoró: hay menos trenes, hay menos respuestos, el servicio empeoró".
De hecho, María Luján Rey, madre de Lucas Menghini, víctima de Once, sostuvo por su parte que "hay que hacer una estatización de verdad y no hacer jueguito para la tribuna. Mientras las empresas sigan al frente no cambia nada", subrayó.
Tarifa subsidiada. En el expediente que posee el juez federal Sergio Ramos por los multimillonarios subsidios a TBA, la concesionaria de Claudio Cirigliano aseguró que el 90% de los subsidios que cobraba de la Secretaría de Transporte de Jaime y luego de Juan Pablo Schiavi -los tres irán a juicio oral por Once- eran destinados a pagar salarios y costos operativos.
TBA declaró que los costos de personal se multiplicaron por nueve entre 2007 y 2011. Todos se pagaron con fondos públicos sin que hubiera inversiones relevantes. Un familiar cercano de Cirigliano aseguró a Perfil.com en enero del año pasado que "TBA no hacía negocio directo" con la explotación del Mitre y el Sarmiento, sino que utilizó la concesión para acceder a otras negocios en el exterior, como el Metro de Río de Janeiro y Transvial de Lima, entre otros.
Además de eso, Cirigliano montó otros negocios alrededor de los trenes: la reparación de formaciones (EMFER S.A, contratada por el Estado hasta hoy) y la explotación de los locales comerciales en todas las estaciones (Baires Comercial). Mientras, el Gobierno le entregó más de $3 mil millones en subsidios entre 2003 y mayo de 2012. Si se incluyen los colectivos del Grupo Plaza, de Mario Cirigliano, los subsidios superaron los 5.000 millones en la era K.
La concesión de TBA, iniciada por Carlos Menem en 1994, finalizó el 24 de mayo de 2012, tres meses después del accidente de la estación Miserere. El 25 de mayo, feriado, los hombres de Cirigliano se llevaron sus cosas de las oficinas de la calle Ramos Mejía y a los pocos minutos, los empleados de Metrovías y Ferrovías (UGOMS) ya estaban ocupando sus puestos. Con UGOMS al frente del Sarmiento, los siniestros continuaron en Castelar.
A la espera de trenes chinos. El su mayor anuncio, el jefe de la cartera de transporte informó la compra de 409 nuevos coches a China, 35 formaciones para la Línea Sarmiento y 30 para la del Mitre, que se irán colocando en los rieles -según prometió Randazzo- entre abril y noviembre de 2014, es decir, 33 meses después de la tragedia ferroviaria Once.