El Proyecto X, que integraba el software utilizado por la Gendarmería para almacenar datos de las tareas de inteligencia que hacían sus espías sobre “activistas” sociales, resultó ser inflamable y estalló en las manos del joven director Nacional de Inteligencia Criminal, Gustavo Sibilla, que debió abandonar la semana pasada su cargo en el Ministerio de Seguridad. Ahora se produciría un éxodo de funcionarios de tercera línea que encontrarían refugio en las tierras del Ministerio de Defensa.
La purga interna no sólo respondería al estratégico desembarco del teniente coronel (en licencia, aclararon en el Ejército) Sergio Berni en la cartera que conduce Nilda Garré. Las demoras en la implementación del Plan Buenos Aires Ciudad Segura, anunciado hace seis meses, y el “autogobierno” que se estaba originando en un área sensible de la estructura ministerial, son factores que influyeron al momento de decidir la reestructuración del Ministerio.
Cuando Garré dice que hay que terminar con el “autogobierno”, explica una fuente con acceso diario a su despacho, no se refiere solamente a las fuerzas de seguridad. También es un mensaje hacia sus propias filas. Ahora los excomulgados del edificio de Gelly y Obes 2289 serían acogidos por el ministro de Defensa, Arturo Puricelli. En el piso 11 del edificio Libertador ya se da por sentado el retorno de Sibilla y su gente.
Cuando Garré estaba al frente del Ministerio de Defensa, Sibilla llegó a ser su segundo, y al mismo tiempo tenía el poderoso cargo de director Nacional de Inteligencia Estratégica Militar. Cuando el joven funcionario se mudó de ministerio, trajo sus bártulos y parte de su equipo de colaboradores; aunque dejó a un grupo para que prestara asesoramiento a Puricelli. Desde ese momento, Sibilla tejió un puente entre Seguridad y Defensa.
Parte del “grupo de los Chicago Boys”, como denominan en el edificio Libertador al equipo de Sibilla, se encuentra el secretario de Planeamiento de Defensa, Jorge Mauro Vega, que hace tres años realizó un curso avanzado de Política de Defensa en el Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa (CHDS), Washington D.C.
Sibilla pudo haberse quedado en Seguridad, pero no habría aceptado ser apartado de la superestructura que manejaba como director Nacional de Inteligencia Criminal, además, de no soportar el avance Berni. El teniente coronel aún no terminó de preparar su propio equipo de trabajo, el miércoles desactivó una protesta de choferes de ómnibus de larga distancia que habían bloqueado en acceso a la terminal de micros de Retiro.
Publicado en diario PERFIL.