El embargo preventivo del juez Thomas Griesa de las cuentas del Banco Nación en Nueva York disparó, desde el embrión kirchnerista, una ira furibunda contra el ministro de Economía, Amado Boudou, que ni siquiera la fiesta del Bicentenario logró aplacar.
El clima de los festejos contrastó contra el estado de ánimo del matrimonio presidencial cuando cobraron certeza de la medida cautelar y los efectos nocivos sobre la operación del canje de deuda.
Se trata de una de las cajas del gobierno y si prospera la acción judicial y la teoría del "alter ego", los embargos contra las cuentas argentinas en el exterior pueden generalizarse.
Con esta medida, más la crisis europea, el canje corre un serio riesgo de quedarse corto y deja abierta la puerta para nuevas demandas en tribunales extranjeros. El malestar resultó muy visible durante el lunes y el martes en el medio de las festividades y sólo fue disimulado durante el pico máximo de los actos del 25 y con la llegada de los mandatarios latinoamericanos.
Algunos allegados sostienen que los días de Boudou en el Palacio de Hacienda están contados y que los Kirchner están esperando el cierre de la operación del canje para pedirle la renuncia. "Es una muerte a plazo fijo", murmuran por lo bajo en Olivos y en la Rosada, mientras en la City toman nota.
El sueño de conseguir dinero a tasa de un dígito es hoy una quimera y la Argentina transita más que nunca por el umbral del aislamiento financiero.
No está en los planes de las grandes corporaciones, lejos de la atención de los grandes inversores y de los organismos multilaterales de crédito, ni siquiera en su consideración. Dominique Strauss Khan, el moderado director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) no sólo evitó a la Argentina durante su gira por Sudamérica sino que la ignoró al resaltar a las economías de Brasil, Chile y Perú como de muy buen comportamiento y las mejores preparadas para enfrentar la crisis y en segundo orden a Uruguay y Colombia, aunque remitió, en este último caso, a aguardar el resultado de las elecciones presidenciales del domingo próximo.
¿De la Argentina y de sus socios ideológicos Bolivia, Ecuador, Venezuela y Paraguay? Sin comentarios, lo cual, en términos diplomáticos significa fuera de agenda.
¿Cómo hará el gobierno para conseguir tapar el hueco fiscal para 2010 cuando le faltan unos 20.000 millones de dólares? ¿Quién le va a prestar a un país con un déficit fiscal de 500 millones de dólares mensuales? ¿Quién dará crédito a un país que en medio de la emergencia económica y con subsidios a millones de indigentes, sale a festejar con pompas y oropel, durante cuatro días, sólo para satisfacer la voracidad política de su gobierno? La sociedad argentina demanda de sus dirigentes compromiso y atención a problemas urgentes y graves antes que cuatro días de fiesta.
¿Hacía falta tanta fastuosidad cuando hay gente que vive en condiciones miserables, jubilados que no alcanzan a mantenerse en condiciones dignas y chicos con índices de desnutrición propios de un país del África Subsahariana? ¿Cuáles son las obras que deja este Bicentenario? Seguimos con escuelas a las que le faltan baños, vidrios, luz o calefacción o centros de salud que fueron "tomados" por todo tipo de alimañas y roedores. Con la excusa del Bicentenario y exacerbando el sentimiento nacionalista hasta límites extremos, consagrando héroes latinoamericanos de dudoso pasado y reputabilidad, el gobierno tendió un banquete sobre las carencias de gran parte de la población.
La fiesta terminó. Los problemas vuelven a la mesa. Inflación, marginalidad, pobreza, inseguridad corrupción y otros etcéteras. Fueron cuatro días de otro país. De un carnaval en mayo. ¿Extraño? Tal vez. Como todo carnaval, pleno de excesos y de sueños. Hasta algunos se sintieron reyes por un día. "E tudo se acabar na quarta feira. Tristeza nao tem fin, felicidade sim".
(*) Agencia DYN