Néstor Kirchner manejaba sus negocios igual que la política: tomaba todas las decisiones y no confiaba en casi nadie. Así amasó una fortuna que incluye dos lujosos hoteles, una treintena de inmuebles y más de veinte millones de pesos en depósitos. Ahora, su muerte le dejó a su familia un capital de 55 millones de pesos, socios que se hicieron millonarios gracias a él y una pregunta difícil de contestar: ¿quién va a administrar el patrimonio de la familia?
La primera respuesta sería su hijo mayor Máximo, que se había quedado a vivir en Santa Cruz y en los últimos tiempos se había dedicado a la inmobiliaria familiar. Sin embargo, desde que falleció su padre se instaló en la quinta de Olivos para acompañar a Cristina. “Él va a seguir supervisando los negocios, porque hace mucho que está trabajando en esos temas”, le conjetura a PERFIL una fuente de su entorno. “En todo caso, si se queda en Buenos Aires, tiene gente que le puede reportar desde allá”, arriesga.
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