Todo fue glamour... con ribetes peronistas, claro está. El Congreso del PJ, desarrollado este mediodía en el complejo de Parque Norte, tuvo esa mística partidaria que lo convirtió en un verdadera fiesta para los políticos que militan en el partido más poderoso y populoso de la Argentina.
The Oscars . Para compararlo con un evento conocido por todos - aunque salvando las distancias- el cónclave peronista fue como la ceremonia de la entrega de los Oscars, y los dirigentes las verdaderas estrellas del día. Desde temprano, la llegada de los nombres históricos del partido colmaba las expectativas de los presentes, mientras de fondo sonaban ténues los bombos y militantes jóvenes colgaban banderas en los guardrails de la autopista, construyendo el clima, a pesar de la llovizna.
La primera figura en llegar fue Hugo Moyano, poco antes de las 11 de la mañana. El camionero, que hace pocos días cumplió 20 años en el sindicalismo, surcó cual superstar la alfombra roja del evento, un estrecho pasillo de adoquines de 17 (un número bien peronista) pasos de longitud.
Allí, abordado por los periodistas de TV y los fotógrafos, que ayudaban a generar esa tónica hollywoodense , Moyano desplegó elogios para Néstor Kirchner y dijo que "llevará adelante el PJ, como hizo con el país", al tiempo que advirtió que "sin la presencia de trabajadores, el peronismo no tiene sentido". Todas las versiones indican que una de las cuatro vicepresidencias del partido será para él.
Luis Barrionuevo, autor de la tristemente célebre frase "tenemos que dejar de robar por dos años", fue el otro sindicalista que disfrutó como ninguno su ingreso a la ceremonia. Vestido con una estrambótica camisa y ante la hegemónica atención de los micrófonos, instó en la necesidad de la participación del movimiento obrero en el peronismo, algo que Kirchner "ha promocionado como nadie", deslizó el gastronómico, ahora seguidor kirchnerista.
Ante la atención mediática total -en ese momento no había otra figura más rimbombante que la suya- el ex presidente de Chacarita recordó una vieja (y llamativa) frase de Perón: "Si no querés hacer nada, hace comisiones grandes". Luego, siguió caminando hasta el Salón Rosa (sí, como la casa presidencial de Balcarce 50), un cuarto donde la "mesa chica" delineaba, entre pocos "elegidos" Barrionuevo incluido, el nuevo PJK.
Actores de reparto. Estaban casi todos; los gobernadores Scioli (con su vice Balestrini), Das Neves de Chubut, Schiaretti de Córdoba, Insfrán de Formosa, Capitanich del Chaco, Urtubey de Salta; también el ex de Buenos Aires Felipe Solá, el intendente apañado por Cristina, Sergio Massa de Tigre, Hugo Curto de Tres de Febrero, muchos senadores y diputados.
Todos, figuras de reparto en el gran argumento de la normalización partidaria. Su tránsito por la alfombra roja no concitó adrenalina, todo lo contrario, la mayoría apenas llamó la atención de los presentes y de los periodistas. La cartelera del nuevo PJK no los tiene (ni los tendrá en el corto plazo) como protagonistas.
Por su parte, los más de 800 congresales peronistas fueron los infaltables extras de la película. Su papel no fue nada complicado: escucharon a los oradores, aplaudieron sus palabras y levantaron la mano unánime y afirmativamente cada vez que algo se sometía a votación, coronando la teatralidad de la normalización, definida detrás de bambalinas en el Salón Rosa.
Anarquía por Alberto F. Todo cambio cuando llegó el gobernador Scioli. Como un maremoto que golpea costas, el motonauta, acostumbrado a las mareas fuertes, apenas pudo responder a todas las preguntas del periodismo. Eso si, no dijo nada comprometido, sólo se mostró feliz por la normalización del PJ, un sentimiento repetido por todos los presentes.
Sin embargo, ese revuelo no fue nada comparado con el torbellino de cables trenzados y el caos que generó el ingreso de Alberto Fernández, gran protagonista de la jornada (ante el faltazo de Néstor Kirchner). Apenas apareció el sonriente rostro del Jefe de Gabinete, la seguridad se vio desbordada ante el scrum de periodistas que lo rodeó.
La paz volvió mientras daba su palabra y confirmaba su almuerzo con Macri, pero en el preciso instante en el que intentó ir al Salón Rosa, la tensión explotó. Golpes cruzados entre movileros radiales y televisivos, gritos, empujones y pandemonium. Varios celulares cayeron al piso y fueron pisados, mientras Fernández avanzaba y una periodista de C5N terminó llorando desesperada. No aguantó el violento sacudon del momento y debió salir, para ser atendida en un estado de shock notable. Una postal de lo desorganizada que fue la ceremonia, a pesar de los patovicas de seguridad.
La posta del "Tula". Al final, se abrieron las puertas del centro de convenciones y el Congreso se inició. Los militantes se acercaron a las vallas cantando por Evita y Perón; un grupo de señoras que no pudieron ingresar dieron la vuelta y, saltenado la seguridad, se pegaron al vidrio para ver a sus ídolos politicos; y la "mesa chica" salió de su encierro para alegría del "Tula", histórico militante peronista que esperaba en la puerta.
"Yo estuve con Menem y no soy menemista. Después estuve con Duhalde y no soy duhaldista. Ahora estoy con Kirchner y no soy kirchnerista", enumeró "Tula", pero "soy peronista de Perón y Evita, de la patria socialista y peronista", concluyó, con una síntesis perfecta de lo que ha sido peronismo de los últimos tiempos. Un detalle no menor: obvió a Cristina Fernández de Kirchner, la actual presidenta.
El 18 de Mayo, día de las internas, si es como dice el hombre del bombo, todos serán Kirchnerista y así sucesivamente. Fue un Congreso de película, resta saber si la normalización será parte de una ficción o de una realidad. El tiempo dirá...