Lejos de suspender el acto en conmemoración por los 30 años de democracia, tal como pedía la oposición por el clima de tensión generado por los saqueos que mantienen en vilo a gran parte del país, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner no sólo que se mostró firme en "condenar a los extorsionadores". En su regreso a los actos políticos multitudinarios tras el alta médica ratificado ayer, la mandataria se mostró con todo: descontracturada y hasta provocativa, bailó y "caceroleó" en un efímero paso por la Plaza de Mayo.
Fue después de brindar un discurso de media hora en el Museo del Bicentenario, en lo que fue el acto oficial por la conmemoración de los 30 años de democracia argentina, la mandataria saludó a los militantes en Plaza de Mayo y, acompañada por artistas K -entre los que sorprendió hasta la propia Sofía Gala, a su lado- danzó al ritmo de los tambores y colaboró con la percusión. No participación no fue nada casual: lo hizo con una sartén y una baqueta.
No es la primera vez que la mandataria danza en público. Cristina ya había mostrado su capacidad festiva en Tecnópolis, cuando abrió la temporada del predio ferial, y el en anterior festejo por los 29 años de la democracia. También había bailado al ritmo africano, en Angola, cuando encabezó la frustrada misión comercial impulsada por el entonces secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.