El ex juez federal Juan José Galeano dirigió la instrucción de la causa AMIA hasta su elevación a juicio en 2000. Cuatro años después, todos los procesados quedaron libres. La causa fue anulada y se inició un proceso judicial por supuesto encubrimiento que lo tiene en el banquillo de los acusados. El miércoles comenzará su etapa oral. También están denunciados el ex presidente Carlos Menem y el ex titular de la SIDE Hugo Anzorreguy quienes para el ex magistrado fueron, entre otros, los que se rompieron “el culo trabajando”
—¿Cuál fue su participación en el pago de 400 mil dólares a Carlos Telleldín?
—No lo hice yo. Nunca vi la plata y es muy probable que el pago se hubiera hecho aún sin mi intervención. La realidad es que la SIDE compra información todo el tiempo. No es ilegal lo que pasó. Telleldín pedía un determinado monto por esa información y se estaba preparando la publicación de un libro que nos hubiera impedido usarla en el caso. Otro dato que no se dice es que el contacto donde Telleldín habla por primera vez de un pago no fue conmigo, sino con los integrantes de la Sala I de la Cámara de Apelaciones, porque Telleldín me había recusado.
—¿Pero usted se grabó hablando del pago con Telleldín?
—Ese fue mi resguardo.
—¿El intercambio no implicaba un riesgo de nulidades?
—Es un tema discutible, la opción era quedarme de brazos cruzados. ¿Esto era una extorsión? Sí, puede ser. Pero ya en 1997 se difundió el video, se habló de plata, todo el mundo lo sabía. Y no pasó nada hasta el 2004, cuando a unos iluminados, dos jueces del tribunal oral, se les ocurrió decir que el tema era nulo.
—¿Cree que hubo alguien que impulsó esto?
—La causa estaba yendo a juicio con el inicio del gobierno de Fernando de la Rúa. En 2003 ya estaba Néstor Kirchner y la última testigo del caso fue Cristina Kirchner. ¿Eso significa que Cristina fue a cerrar un acuerdo con el Tribunal Oral? Y sí, es muy probable.
—¿Cristina Kirchner modificó el curso de la causa?
—No lo sé. La causa viró y no fue por los 400 mil pesos que se conocían desde el 97.
—¿Cómo era su relación con Cristina?
—Al principio fue excelente. Hasta que cambió. A partir de ahí ella empezó a diferenciarse para cuestionar la posición del justicialismo menemista. Después ella siguió a pie juntillas los relatos de Claudio Lifschitz (el ex secretario de su juzgado que lo acusó de encubrir la pista siria y armar un caso contra los policías bonaerenses).
—Usted dijo que Lifschitz fue un infiltrado...
—Era un agente de la Federal, que ya era socio de Antonio Stiuso y de Raúl Martins, incluso en temas de prostitución. El sólo trabajó un año en mi juzgado y habla de cosas que pasaron cuando no estaba. Habla como si fuera el experto de la causa, pero es un chanta. Está trabajando y operando para alguien.
—¿Hubo una disputa entre la Bonaerense y la SIDE?
—Eso no pasaba en el ‘94 y en el ‘95. Cuando yo hablé con Stiuso de la Policía Bonaerense él se dedicó a decir “esa pista no va”, “no hay ninguna prueba”. La verdad es que Stiuso se servía de la Bonaerense. Cuando le dije que había que investigarla, él dijo: “Perro no come perro”.
—¿Cree que fue víctima de una operación de inteligencia?
—No lo descarto. Por la hipocresía de muchos. La causa AMIA que instruí fue confirmada por la Cámara, por Casación y pasó por un montón de controles. Y resulta que en el 2004 liberan a todos, con un invento que le sirvió a mucha gente, que fue premiada o recibió indemnizaciones.
—¿Por qué eligió hablar ahora?
—Porque cuando expliqué todo ante la comisión de acusación en 2004 los medios estaban con Kirchner. El tenía el poder y había que rajarlo a Galeano. Fui el primer juez que rajaron. Yo le allané las oficinas a Ricardo Jaime por sobreprecios y eché al jefe de Policía de Kirchner, Roberto Giacomino, que ahora está por ir a juicio. Investigué a los Kirchner, fui el primero que encontré la guita de Santa Cruz. Eso nadie lo dice. Lo que pasó con mi caso fue una muestra de cómo el kirchnerismo trata a la Justicia. No le quepa duda.