Enrique Santos es el líder de la reclamos del campo en el Chaco, una versión chaqueña del entrerriano Alfredo de Angeli, y en estos días en su carácter de titular de la Sociedad Rural de su provincia cumplió a rajatabla con las instrucciones que bajaron de los dirigentes ruralistas nacionales. El hombre está acostumbrado a que le pregunten por Elisa Carrió, de la que se divorció hace muchos años, pero ha marcado ya una trayectoria de lucha en el campo chaqueño que lo ubica con letras propias en el panorama social de su provincia. Pero hubo un "pequeño detalle" de los actos que Santos encabezó en los últimos días que generó sonrisas porque hizo acordar, justamente, a Carrió, para quién la fe religiosa es aún más importante que la política: a un costado de la ruta chaqueña, el sector de Santos organizó una misa.
Muchos acusan a Santos de ser autoritario en el manejo de la Sociedad Rural, que preside desde hace casi tres años, y su vozarrón parece confirmar esa dureza; sin embargo, se ablanda a la hora de hablar de su frustrado matrimonio con “Lilita”, la líder opositora de la que está separado desde hace 34 años: “Fue muy doloroso, el divorcio aún me sigue doliendo”, dice el hombre que lideró la protesta
“Uno se prepara para casarse y formar una familia pero no para separarse, y creo que es una de esas marcas que quedan para toda la vida”, señala un emocionado Santos que, durante sus años con Lilita (ella con 16 años y él con 24), vivía humildemente pero con dignidad. En la fe religiosa, a la distancia, siguen unidos.