"Raúl (Maza) se siente muy tranquilo porque sabe que es un reclamo legítimo para toda la fuerza. El es como un paredón de hormigón, no lo va a voltear nadie", describe el gendarme Antonio Andrada sobre su compañero, líder de los que todavía permanecen en el edificio Centinela por el reclamo salarial.
Maza, junto al cabo Maximiliano Mezzenasco y al cabo primero Gustavo Quispe fueron pasados ayer a disponibilidad por el Gobierno. "No nos meten miedo con esto", amenazó Maza. Seminarista durante ocho años, el año pasado mientras cumplía la tarea de capellán de Gendarmería en Puerto Iguazú, Maza decidió dejar los hábitos y trasladarse para trabajar como asistente administrativo en el edificio donde hoy reclama un salario de $ 7.000.
Con apenas 33 años, este tucumano fue el elegido por el resto de los gendarmes para que sea la voz de la protesta que cumplió ayer su quinto día. En medio de la crisis disparó la polémica porque llamó, a través de todos los medios, a que otros compañeros se "levanten" en los puestos fronterizos y se sumen a la protesta. Maza cobra $ 3.800 gracias a un amparo judicial, ya que su sueldo "formal" apenas llegaba a los $ 2.700 pesos.
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