La reunión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su vice, Julio César Cleto Cobos, fue lo dura que podía esperarse. La Mandataria no ocultó su furia por el voto "no positivo", que dejó al Gobierno con las manos vacías luego de sostener con el campo una pelea que desangró su gestión, y el mendocino insistió en que hizo "lo correcto". Para Cobos, la descompresión del clima de alta tensión y el paulatino encarrilamiento de la actividad productiva muestran que su voto fue, en realidad, un favor al Gobierno.
Para los Kirchner, sin embargo, la relación con el vice no tiene retorno y lo único que quedó en claro de la reunión de ayer es que se guardarán las formas institucionales. No hay forma de pensar en una reconciliación política, aunque debilitado como está, el kirchnerismo sabe que atacar ahora al vice (con imagen positiva por las nubes) puede ser otra batalla como la que libraron con el campo.
Y ya que hablábamos de la imagen de Cobos, hay un detalle que revela exactamente el "humor" de la Presidenta con Cobos: no permitió fotos. La Mandataria, se sabe, dispone de su propio séquito fotográfico privado, además del de Presidencia. La agencia La Corte ha sostenido inmaculada la imagen K desde tiempos de Néstor presidente. Esa unión continuó en la campaña que llevó a Cristina en la Casa Rosada.
Ayer la orden que recibió el vocero presidencial Miguel Núñez, e hizo cumplir a rajatabla, fue simple y tajante: ni una foto podría mostrar la tibia sonrisa del vice en su regreso a la Casa Rosada.