El millonario robo a la céntrica sucursal del Banco Galicia, a una cuadra del Obelisco porteño, encendió las alarmas del Ministerio de Seguridad. Sospechan que se trató de una “zona liberada” y se volvió a instalar el fantasma de un plan para “desestabilizar” el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
“No descartamos que detrás de ese episodio y de otras situaciones que se fueron gestando haya una mano negra”, reconoció a PERFIL una fuente del segundo piso del coqueto edificio de la calle Gelly y Obes, sede de la cartera de Seguridad. Las miradas se posan sobre hombres de la Policía Federal que están en situación de disponibilidad, pero también habría otras piezas del mismo rompecabezas.
Esta vez, las sospechas no serían infundadas. Los mismos investigadores del asalto al Banco Galicia, perpetrado el martes 18, dejaron trascender que buscan determinar si la banda, que se llevó más de $ 3 millones, contó con ayuda interna y si está integrada por ex policías que sabían exactamente cómo desplegar el operativo de distracción que antecedió al robo. Es que irrumpieron justo cuando se estaba contando el dinero del tesoro. El “operativo distracción” fue lo más parecido a un thriller de Hollywood. Una amenaza de bomba en una hamburguesería ubicada en Córdoba y Uruguay, justo en el límite norte de la jurisdicción; un incendio del coche robado, en 9 de Julio y Lavalle, en el límite del sector este; y una explosión en un cajero del Banco Supervielle, en Lavalle y Montevideo, en el extremo oeste de los límites de la comisaría.
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