Un grupo de vendedores ambulantes interrumpió ayer el servicio del Ferrocarril Roca al cortar las vías en la estación de Avellaneda, mientras reclamaban ser incorporados al gremio ferroviario. Los cortes ocurrieron a las 9 y a las 12.50, y fueron reprimidos por la Policía Federal y Gendarmería. Los escasos manifestantes respondieron con piedrazos y 14 de ellos fueron detenidos, tras la intervención del juez federal de Quilmes, Luis Armella.
La novedad es que por primera vez la orden de reprimir partió del gobierno, a pesar de que el lema del kirchnerismo siempre fue "no reprimir la protesta social". La presidenta Cristina Fernández de Kirchner siguió los incidentes por televisión en Olivos. Irritada tras el segundo corte, ordenó a la ministra de Seguridad, Nilda Garré, y al jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, que se hicieran cargo del desalojo.
"La Presidenta se ha expresado en este tema. La conflictividad siempre es un tema que está presente en las sociedades, pero tiene que resolverse por canales racionales", dijo Garré en declaraciones radiales sobre el reclamo. Luego sostuvo que los manifestantes "tienen derecho a peticionar, pero de ninguna manera pueden estar autorizados a cortar un servicio esencial como es el tren, perjudicando a miles de usuarios".
"Servicio esencial" es la palabra clave. Según dijeron fuentes oficiales al diario La Nación, el gobierno estudia declarar a los ferrocarriles como "servicio esencial", sea por ley o por decreto, para evitar los cortes como el de ayer sin verse impedidos por fallos judiciales. El proyecto también garantizaría un servicio mínimo ante los casos de paros.
"Esto fue la consecuencia directa de las palabras de Cristina", expresó al matutino otro funcionario. Durante la inauguración del 129º período de sesiones legislativas, la mandataria dejó un mensaje para los gremios: "No pueden someter de rehenes a usuarios y consumidores. Yo quiero seguir siendo compañera de los sindicatos y no cómplice de maniobras que siempre terminan perjudicando a los trabajadores". La CGT repudió las declaraciones de la mandataria.
Desde la llegada del kirchnerismo al poder, la postura oficial fue de no reprimir la protesta. La idea se fue diluyendo hasta desembocar en la muerte del militante del PO Mariano Ferreyra, en un enfrentamiento entre la Unión Ferroviaria y trabajadores tercerizados que cortaban las vías del Roca reclamando ser incorporados. El 25 de diciembre pasado se repitió la protesta, lo que provocó incidentes de pasajeros enojados por la interrupción del servicio.