POLITICA
Opinin

El lado oscuro de la crisis

Los costos derivados del conflicto del campo son sólo una parte del daño total que amenaza con propagarse por la impericia oficial para resolver diferentes asuntos delicados.

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A estas alturas, los costos derivados de la crisis política y económica son difíciles de medir. Los costos no son sólo derivados del conflicto con el campo. En todo caso, este affaire es sólo una parte del daño total que amenaza con propagarse por la impericia oficial, para resolver diferentes asuntos delicados.

La fuerte salida de capitales es la señal más nítida de un país que no sólo no encuentra su rumbo sino que además navega al garete, sin referencias, sin inserción internacional y con fuertes complicaciones financieras, más allá de los augurios que parten desde la Casa Rosada. Desde que comenzara el conflicto rural, las pérdidas son cuantiosas, en especial, en cientos de ciudades del interior del país que rigen su vida económica a la par con la actividad en el campo.

De allí que no resultara casual que los tractorazos fueran acompañados con la presencia de miles de habitantes en cada una de las ciudades donde se realizó la protesta. Lo que está en discusión es ni más ni menos cuál será el destino de una gran porción de la rentabilidad del interior del país productivo. El gobierno quiere quedarse con ella para atender un gasto público creciente e improductivo, generando cotos de caza clientelistas y premiando a sectores ineficientes. El sector rural y las ciudades del interior buscan preservar su rentabilidad para poder continuar produciendo, que la actividad no se detenga y no se engrose el éxodo de habitantes hacia los centros urbanos, un menú que sabe a manjar para el peronismo pero que termina de conformar un banquete miserable.

Está claro que el gobierno eligió montar un escenario político y poner en marcha todo su aparato propagandístico para llevar confusión a la población. No es que no sepa como resolver el problema. Hay, en el oficialismo, errores conceptuales y errores metodológicos. Entre los primeros, el gobierno cae en la grosería de quitarle recursos al sector más dinámico de la economía y exigirle luego más producción. ¿Qué pasaría si a una locomotora le quitan uno de los motores con los que trabaja? ¿Sería lógico pensar que tendría que funcionar mejor e ir más rápido? Entre los segundos, para resolver un problema estrictamente económico, hay que aplicar soluciones económicas. Pero la administración Kirchner fiel a sus postulados, aplica métodos políticos. Y así le va. Pero no tanto por errar sino más por obstinación es que el gobierno va ampliando sus "logros". Tanto a nivel local como en el terreno internacional, la administración Kirchner no acierta.

Esta cosecha viene alimentándose con las peleas con los socios y vecinos, con los pasos fallidos en las votaciones en los organismos financieros internacionales. A las estrepitosas derrotas en el terreno diplomático y financiero se le suman las ausencias de los principales líderes mundiales que llegaron al Cono Sur y que evitaron una escala en Buenos Aires.
Por estos días, la canciller de Alemania, Angela Merkel, visitó Brasil y demostró un enfático apoyo al Presidente Luiz Da Silva al respaldar la postulación del vecino país como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. Da Silva dirigió un dardo elíptico hacia Buenos Aires al afirmar que "no hemos recibido el apoyo de todos los países del continente, pero el que no nos apoya es porque quiere estar en el lugar de Brasil".

Pero Merkel no se quedó atrás y además apoyó al Brasil al defender su programa de producción de biocombustibles. Merkel dijo que "sabemos que hay países como la Argentina que tiene problemas agrícolas para el desarrollo de los biocombustibles, por eso Brasil tiene amplia disponibilidad para ello".

Estos cachetazos diplomáticos terminan de configurar un horizonte complicado para el país. Las palabras y la ausencia de los líderes mundiales son un símbolo de la inexistencia de la Argentina en las agendas del mundo. Los gestos diplomáticos revelan el aislamiento internacional y ese puede ser el comienzo de una debàcle de grandes proporciones...