La Corte Suprema vivió la semana más escandalosa de su historia. El disparador no fue una cuestión jurisdiccional, sino el manejo del área de comunicación. Un hecho que dejó en evidencia: fisuras, diferencias de manejos, y varias lecturas sobre lo que ocurrió. Y ahora, como hace un mes cuando se decidió el traspaso de mano de Ricardo Lorenzetti a Carlos Rosenkrantz –los protagonistas excluyentes del cruce de misivas–, los motivos que detonaron la jugada hay que buscarlos más atrás.
Son esos mismos los que, en el escenario de intrigas palaciegas, encuadran lo que puede venir y que ponen bajo la lupa, entre otros aspectos, el manejo administrativo del máximo tribunal y cómo se avanzará con el tema de los fallos, en los que se vuelven claves los que tienen que ver con reclamos de jubilados y que en algunos casos llevan cerca de una década allí. Precisamente, sobre el área administrativa y su titular y hombre de Lorenzetti, Héctor Marchi, puso ayer la lupa Elisa Carrió.
En cuanto a la administración, donde está Marchi, quien en 2016 fue denunciado por Carrió junto a Lorenzetti por presunto enriquecimiento, hay varias lecturas. Carrió habló de enriquecimiento y lavado de dinero, pero la Justicia cerró el caso. Por otro lado, Marchi tiene una gestión con un superávit que supera los 20 mil millones de pesos. Y hasta fuentes del Ejecutivo reconocieron con sorpresa que en la última reunión a la que fueron Marcos Peña y los ministros de Hacienda, Nicolás Dujovne, y de Justicia, Germán Garavano, Marchi respondió con firmeza todas las inquietudes. “Dio un paseo”, relataban sorprendidos sobre cómo contestó todas las consultas y comentarios de Dujovne.
Por ahora, sobre lo que quiere hacer en esa área Rosenkrantz todo es misterio. “Aún no se sabe qué planes tiene, pero si hay algo que es seguro es que encontrar una persona para ese puesto es difícil”, reflexionaron fuentes del Palacio ante PERFIL. “Necesitás alguien con resultado de gestión, pero al mismo tiempo es difícil que sea alguien del ámbito privado y a su vez, Marchi tiene más fondos que cualquiera de los otros poderes del Estado. Logró un superávit millonario que ni (Federico) Sturzzeneger, ni el Messi de las finanzas (por Luis Caputo), pudieron lograr”, ironizó otra fuente. En el Palacio ya había varias voces que desde el anuncio del recambio presidencial no descartaban que pudiera existir una auditoría sobre el área. Y también está quiénes ven, en lo que sucedió con el escándalo del Centro de Información Judicial (CIJ) que motivó el cruce entre el ex y el actual presidente, una suerte de ensayo sobre cómo sería tocar el área más poderosa que supo tener bajo su órbita Lorenzetti.
Cuestión de tiempos. En la Corte se habla de un cambio de paradigma. Es ese mismo cambio el que, aseguran, se produjo, entre otras cosas, por haber sabido “leer” las demandas de la sociedad. La que de acuerdo a las encuestas que circularon, mostraron que la imagen de la Justicia está en los niveles más bajos y que, cuando se ahonda en los motivos, sale el tema de la morosidad.
Puertas adentro, en ese escenario sobresale un tema: jubilados. En el máximo tribunal hay varios expedientes vinculados a juicios previsionales y amparos colectivos que forman parte del escenario. Uno de ellos supera los nueve años.
Esta semana, en una charla que brindó en la Universidad Di Tella, Horacio Rosatti hizo alusión al tema de los tiempos de los expedientes. En su vocalía tiene como premisa que los mismos no estén más de tres meses sin resolución. El tema no es un detalle menor, en el Palacio se está redefiniendo su esquema de acción. Rosatti fue quien esta semana, en su acto de incorporación a la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, dio pistas en declaraciones a PERFIL de lo que sucedería pocas horas después, en el acuerdo de la Corte, en el que se resolvió el tema en conflicto. La estrategia se había comenzado a delinear poco antes.
Fue antes de la foto del J20, cuando los cinco cortesanos empezaron a hablar del tema y ajustar diferencias. Según cuentan testigos de la escena, allí comenzó a primar la decisión de la institución por sobre las personas. Y poco después llegó la tregua. Al menos por un tiempo.