Una fina trama lleva desde el abogado desaparecido Jorge Chueco hasta Carlos Zannini, el inefable consejero de Néstor y Cristina Kirchner en el poder. Y los hilos de la trama atraviesan como un nudo la figura de Gustavo Cinosi, un hombre de negocios vinculado al círculo más íntimo del kirchnerismo quien a poco de la desaparición del abogado reconoció que lo unían 25 años de trabajo conjunto.
Esta semana, ante una consulta de Perfil.com, Cinosi concluyó que no creía que su amigo se hubiera suicidado. Tres años atrás, este diario había revelado que el desaparecido apoderado de Helvetic, una firma acusada de lavar millones en diferentes lugares del mundo, era socio de Cinosi en cuatro empresas: Ferias & Eventos, Southam Consulting Group, Tecnología y Medio Ambiente, y Grupo Calafate SA. Las referencias a Cinosi llevan directamente a Zannini. No sólo supo llevarlo a actos políticos en su Audi A8 gris, sino que también en el mundo de los negocios lo llamaban “el hombre del Chino”, en referencia al apodo maoísta del ex secretario. Más de una vez ofició en la Embajada de los Estados Unidos como interlocutor. Un cable desclasificado lo define como un “hombre de negocios con estrechos lazos con los Kirchner”, quien se atrevía a llevar la voz de Zannini al interior de la Embajada.
Zannini sigue desde Santa Cruz la evolución de las causas. Un eslabón lo enlaza ahora con la ruta del dinero. “Lo conozco a él y a su familia, y es gente de bien”, dijo Cinosi sobre Zannini. Tal vez se lo pregunte la Justicia.