El tiempo de la difusión de encuestas ya terminó, pero la mayoría de las consultoras seguirá midiendo hasta el último día. Sin embargo, hay varios aspectos que hasta que se cuenten los votos les van a seguir generando dudas: cuál va a ser el nivel de participación, cómo funcionará el corte de boleta, a cuánto llegará la polarización y si hay un voto oculto que esté siendo difícil de detectar. Todos factores que podrían desequilibrar la elección para un lado o para el otro.
Participación. La cantidad de gente que finalmente se acerque a votar en las PASO puede ser crucial. Por más que son obligatorias, está detectado que generalmente el nivel de participación asciende entre las primarias y las generales. Y ese votante nuevo, por lo menos en las últimas elecciones, terminó beneficiando al antikirchnerismo. En 2013 a Sergio Massa, en 2015 y 2017 a Cambiemos. En la última presidencial, por ejemplo, en las PASO votó el 75% del padrón nacional. Dos meses después, esa cifra subió al 81% (2 millones de votos más).
Un consultor se anima a arriesgar: si la participación es cercana al 75% ve una diferencia de 3 o 4 puntos para el kirchnerismo y si se acerca a 80%, mayor paridad. No por nada el macrismo está dedicando sus últimos spots a convocar a la gente a votar.
Corte y polarización. En la provincia de Buenos Aires se da por descontado que María Eugenia Vidal conseguirá más votos que Mauricio Macri. En 2015, fueron casi 7 puntos. ¿Es posible que repita? Cómo se moverá el bonaerense en el cuarto oscuro es un misterio. No solo por la magnitud del corte, sino por cuántos puntos puede ayudar a levantar a Macri.
Por otro lado, la mayoría de las encuestas detecta que la suma de las dos primeras fuerzas está próxima al 80% (algunos ya creen que los supera). De confirmarse, se acrecentarán las posibilidades de que no haya ballottage y la presidencial se defina en octubre.
Voto oculto. Por su nombre, es lógico que las encuestas no lo puedan detectar. Hoy hay dos posibilidades que se barajan como posibles votos ocultos. Por un lado, la existencia de un voto crítico al Gobierno, sobre todo en grandes ciudades, que no logre ser detectado. Las encuestas trasladan a todo un sector social las respuestas de cada miembro de la muestra. ¿Y si este año hay quiebres que no permiten hacer ese razonamiento? Consultores dudan de que eso esté ocurriendo, sobre todo porque los indicadores de humor social, de imagen de gestión, de confianza del consumidor o de expectativas futuras están recuperando los niveles de 2017.
Por otra parte, tampoco se descarta un voto vergonzante a favor de Macri. La lógica del análisis es que a su votante, por la situación económica, le estaría costando más salir a blanquear su apoyo. En la academia se califica el fenómeno como “espiral del silencio”, en la cual un sector de la sociedad no expresa su postura si percibe que es contraria a la mayoría.
En una elección que se percibe tan pareja y polarizada, son muchos los factores que pueden cambiar el final de la película. En una semana se revelará la verdad.