La ruptura del bloque del Frente para la Victoria impactó de manera particular en la militancia juvenil del interior. Los integrantes de La Cámpora se encuentran ante una situación inédita: acostumbrados a funcionar bajo el abrigo del poder político, hoy ni siquiera tienen asegurado el respaldo en los distritos en los que el peronismo sigue siendo gobierno.
Si la ruptura se consolida se verán en la disyuntiva entre permanecer leales al FpV, pero completamente aislados en territorios en los que el kirchnerismo puro nunca terminó de asentarse, o reagruparse en las filas de los gobernadores e intendentes, rompiendo vínculos con la organización que los cobijó hasta ahora. “Las agrupaciones provinciales no tienen autonomía: todas las decisiones se toman en la mesa nacional. Irse con un gobernador que rompió con el FpV es irse de La Cámpora”, explicó un sindicalista cercano al sector.
En Mendoza, la senadora provincial Patricia Fadel, que respalda la ruptura del bloque nacional, aspira a cooptar a los militantes de La Cámpora: “No sería bueno que se fueran. No tienen mucho peso, y el peronismo salió muy golpeado de la elección. Necesitamos rearmarnos, tenemos que ser receptivos”. La ecuación, sin embargo, varía según el territorio.
En Chaco, donde muchos militantes se enteraron por la tele de que un diputado suyo se iba del bloque, las aguas están más divididas. “No compartimos la decisión de romper. El kirchnerismo le ha dado muchas alegrías al pueblo”, asegura Jorge Luque, referente de la JP Descamisados.
“En este momento, como peronistas, debemos dar la lucha desde un espacio amplio. Mientras el FpV siga defendiendo los intereses de nuestro pueblo, ésa es la posición que vamos a mantener”. Pero no todos son tan taxativos. Angel Iturri, referente provincial de la Corriente Martín Fierro, dice que lo que reina en Chaco es la incertidumbre tras la partida de un diputado.
Es que su fuerza, cercana a La Cámpora e integrante de Unidos y Organizados, se referencia con la figura del gobernador Domingo Peppo. Incluso en Buenos Aires, donde la información circula rápido y la sorpresa fue menor, muchos no salen del inmovilismo. En La Plata, un militante universitario se sincera: “Todavía no nos dijeron lo que tenemos que decir”.