Hace algunas días, Carlos Armando, productor agropecuario de la localidad cordobesa de San Francisco, publicó una solicitada titulada "La protesta más absurda y nociva en los 200 años de la historia argentina", en el diario de su ciudad, La voz de San Justo. Nunca imaginó donde lo llevarían esas líneas. Sus críticas tomaron status nacional y hoy, su rostro es sinónimo de disenso en el bloque agrario.
Sin vueltas, afirma a Perfil.com que “me cansé de la hipocresía, 5 ó 10 puntos no significan nada para el campo. Es absurdo parar el país, por eso no he ido a ningún corte de ruta”. "Saquémosnos la careta, nos enriquecimos y es la verdad. Y si hoy tenemos que devolverle algo al Gobierno para que lo redistribuya al pueblo argentino, en buena hora”, reafirmó el martes en un programa de cable.
Sin embargo, Armando habla de hipocresía, pero al mismo tiempo conforma la lista de deudores irrecuperables del Banco Nación, al que le adeuda $117.000, según consta en la página del Banco Central.
¿No es una contradicción decir que como productor se enriquece pero a la vez adeuda casi 40.000 dólares a la banca estatal? Perfil.com le preguntó por su situación financiera y el no ocultó su deuda: “Yo fui uno de los que quedó endeudado con el Banco Nación en la década de los '90 y ahora, por el paro, todavía no he podido pagarla, pero el otro día presenté una nota para abonar mi deuda”, afirmó en diálogo telefónico.
Son irrecuperables, de acuerdo dicta la clasificación de deudores del BCRA, "los clientes insolventes, en gestión judicial o en quiebra con nula o escasa posibilidad de recuperación del crédito, o con atrasos superiores al año ". Armando aseguró que se encuentra refinanciando su deuda y que, gracias a la bonanza del campo, ha podido conseguir el dinero para pagarla. “Por todo este tema no he podido cancelarla”, confió sin que le temblara la voz, en referencia al corte en la cadena de pagos, producto del paro.
Desde algunos sectores especulan que las críticas de Armando están motivadas por una razón particular: esta condición de "incobrable" en el Banco Nación podría ser aprovechada por sectores oficiales. Él desmiente esto y manifiesta que ya está en trámites para regularizar su situación, pero como consecuencia del paro.
El conflicto. Carlos Armando habla con firmeza, no titubea para opinar. Menos le preocupa por cuidarse a la hora de calificar a la dirigencia rural: "Están todos locos", lanza. "Esos cuatro no representan a nadie, han aparecido ahora, pero no representan a nadie”, dice en referencia a Luciano Miguens (Sociedad Rural), Eduardo Buzzi (Federación Agraria), Mario Llambías (CRA) y Fernando Gioino (Coninagro), presidentes de las cuatro entidades que nuclean al campo.
-¿Es usted la contracara de Alfredo De Angeli?
-No sé, tal vez sea la contracara. De Angeli está arengando a gente buena, como es la del campo, pero es un pobre muchacho que tiene quinto grado y se hace el líder. Es un loco suelto.
-¿Cómo tomaron su posición en su pueblo, San Francisco, donde hay muchos cortes de ruta?
-Hubo de todo. Recibo felicitaciones de gente, compañeros productores y hasta economistas me han llamado para darme la razón. También están los que me mandan mensajitos infantiles, todo escrito con K: garka, kagón, kaka, karnero. Cada tanto un recibo algún llamado de un loco que se saca.
-¿Desde el Gobierno no intentaron comunicarse con usted?
-No, para nada, Yo soy un ciudadano común, un simple productor agropecuario, no me apoya nadie, sólo con mi mujer y mi padre, que está enfermo. No tengo miedo.
"Va a quedar resentimiento”, analiza a la hora de hipotetizar un futuro escenario post-conflicto. No obstante, vuelve al presente: "Le pido que no seamos hipócritas, que seamos más generosos pidamos disculpas a la sociedad, el país da para mucho más”.*Redactor de Perfil.com