Las protestas de Gendarmería y Prefectura Naval por mejoras salariales se levantó sin una solución clara en el corto plazo, pero en su desarrollo, dejó un saldo de varios "caídos" por bando en cuanto a renuncias, despidos y pases a disponibilidad.
En el Ministerio de Seguridad, la ministra Nilda Garré tuvo que aceptar la renuncia de su propio hermano, Raúl. Fue él quien redactó el decreto que encendió la mecha del reclamo. Después de ello, su alejamiento de la cartera era un gesto esperado.
Semanas atrás, el subsecretario de Prevención del Delito Organizado y Complejo, Miguel Ángel Robles, también presentó su renuncia por "razones personales". Según trascendió, los motivos reales de su alejamiento se centrarían en diferencias con su jefe directo, Sergio Berni. Fue el secretario de Seguridad quien salió "favorecido" del conflicto.
En cuanto a la Prefectura y Gendarmería, el 3 de octubre el Gobierno pasó a disponibilidad a los jefes Oscar Arce y Héctor Schenone, respectivamente. En Prefectura asumió el mando Luis Alberto Heiler, hasta entonces director de Material, mientras que el subjefede la Fuerza elegido fue el Prefecto General Andrés Manuel Monzón. En Gendarmería, asumió el Comandante General Enrique Alberto Zach y el nuevo Subjefe de la Fuerza es el Comandante General Carlos José Pereyra.
Gendarmería fue quien perdió más espacio: dentro de la fuerza, se pasó a disponibilidad a ocho efectivos, entre ellos, Carolina Gaona de 28 años, quien aseguró a Perfil.com que su legajo "está intachable".
Hace pocos días, también fue expulsado el capellán Gerónimo Fernández Rizzo, por haber brindado misa a los gendarmes que mantenían la protesta en el edificio Centinela.
"Hay una batalla perdida, pero eso no significa que hayamos perdido la guerra", dijo el líder de los manifestantes, el suboficial de Gendarmería Raúl Maza, quien de todos modos aseveró que seguían con el reclamo. Según informó el propio oficial, la ausencia de uniformados se debía a que "los prefectos tuvieron planes de llamada", lo que los obliga a permanecer en sus puestos por tiempo indeterminado hasta que lo disponga la superioridad.
"Tienen a la gente encerrada en los distintos puestos", acusó Maza. "Ni siquiera las familias pueden verlos. Los que estamos peleando por esto somos todos suboficiales. Nosotros no tenemos agua, nos sacaron los baños químicos, no tenemos luz. Recibimos amenazas constantemente", advirtió en diálogo con la prensa.