Enviada especial a Río Gallegos
“Date vuelta, Máximo”, le dijo Cristina cuando antes de despegar una pasajera le pidió una foto. Cristina Fernández de Kirchner ocupó el asiento 3 E del vuelo 1862 –con destino a Río Gallegos– de Aerolíneas Argentinas de ayer para llegar a la asunción de Alicia Kirchner como gobernadora de Santa Cruz. “¿Dónde quieren que viaje, colgada del ala?”, preguntó la ex presidenta cuando se la consultó sobre su viaje en clase turista y no en ejecutiva.
“Estamos entrenados”, dice cuando la azafata le anuncia que va a haber viento al despegar. Pregunta qué temperatura hay. Le dicen que va a hacer frío y contesta que menos mal que se trajo el tapado.
—¿Cómo viajó en Aerolíneas?
—Bárbaro
—¿Qué expectativas tiene sobre la asunción de Alicia?
—Muchas expectativas porque es una gran luchadora social. Hará un gran trabajo acá.
—La militancia le gritaba que va a volver. ¿Qué le dice?
—Ay, ay, ay... estoy volviendo a Río Gallegos.
—¿Y a Buenos Aires?
—(Silencio)
No viajó sola. En el asiento 3 D la acompañó su hijo y diputado nacional, Máximo Kirhcner. Del otro lado del pasillo, ocupó la fila 3 Virginia García, cuñada del hijo presidencial y senadora nacional. “Qué flaca estás”, fue el comentario de la ex mandataria para la joven. En la clase ejecutiva voló el ex secretario de Legal y Técnica Carlos “Chino” Zannini.
Ya acomodada, Cristina aseguró que no vio la ceremonia de asunción de Mauricio Macri. “Con todos los preparativos, no tuve tiempo”, se excusó.
“Lolita, callate”, le dijo Cristina a su mascota. Pidió agua para ella y, cuando la azafata se acercó, también solicitó un vaso “para la perra”.
Antes de las 15.40, cuando el avión levantó vuelo, el titular de Aerolíneas, Mariano Recalde, ingresó para saludarlos. El piloto del vuelo, Diego Ytma, se aceró a Zannini para asegurase de que todo estuviera bien.
“Qué placita, me contaron que la gente salía de la boca de los subtes, en auto, llegaron de todos lados”, le dijo la ex presidenta a una pasajera que le contó que estuvo en la Plaza de Mayo durante la despedida de su gobierno, el día anterior.
“¿Por qué no escriben ustedes lo que ven?”, dijo Cristina arriba del avión sobre los militantes que llegaron hasta Aeroparque a saludarla. Se trataba de alrededor de cien personas. “Va a volver, va a volver. Cristina va a volver”, cantaban cuando desplegaron la bandera con imágenes de Perón, Evita, Néstor y CFK.
A los pocos minutos de despegar, Maximo tomó un libro y se dispuso a leer. La conversación entre el diputado de La Cámpora y su madre fue constante hasta que, tras una hora de viaje, Máximo cambió el lugar con su cuñada, y dejó a las mujeres charlar.
Sándwich de miga, alfajor y maní fue el menú ejecutivo. “Es el mismo que en todos los vuelos”, aclaró una azafata para demostrar que no hubo menú especial para la ex mandataria.
Los aplausos en el avión llegaron luego de que Cristina se levantase para ir al baño. En ese momento, Lolita corrió por el pasillo de la aeronave hasta que uno de los hombres de seguridad de Cristina logró controlarla. Para ese entonces, Máximo se había dormido.
Dos secretarios de CFK viajaron en la fila siguiente y cuatro hombres de seguridad, en las contiguas. A sus secretarios les pidió ver una foto desde un teléfono celular. La imagen la hizo reír a carcajadas. Durante el viaje, las persianas de las ventanillas de CFK permanecieron bajas.