POLITICA
la mirada kirchnerista

En la Casa Rosada creen que no competirá

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Mientras todo el mundo político se pregunta si el intendente de Tigre, Sergio Massa, competirá o no en las elecciones de octubre, el Gobierno ya aventura su respuesta: no lo hará. ¿De dónde sacan la certeza? Consideran que no le conviene, que no es su momento, y que, si lo hace, tiene más para perder que para ganar. Al menos eso creen en los despachos de la Casa Rosada.

De todas formas, el oficialismo se prepara para cualquier escenario y decidió no sujetar el armado de sus listas a la presencia o no de Massa en el tablero político bonaerense.

Abundan las especulaciones. Un sector del kirchnerismo considera que si el intendente se postula como candidato a diputado nacional quien perderá más es Francisco De Narváez –que tiene la misma aspiración– porque muchos de los intendentes que hoy apoyan al “Colorado” se irían con Massa, y porque comparten el target de votantes.

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El escenario ideal para el Gobierno es que Massa no juegue, pero apoye una lista, por ejemplo, la encabezada por Felipe Solá. Así lograría atomizar más el voto opositor. Lo que buscan evitar es un escenario de tres tercios (tres candidatos con una cantidad pareja de votos) como ocurrió en 2009, cuando el Gobierno mordió el polvo de la derrota.

Hoy las encuestas le dan al kirchnerismo una cifra apenas superior al 30 por ciento de los votos.

Si no atomiza el espacio opositor, el Gobierno se encontrará ante una situación delicada. Sobre todo, porque la esperanza de la Casa Rosada es lograr una mayoría holgada (con una diferencia aplastante sobre el segundo, como en 2011) para tener la posibilidad de impulsar una reforma constitucional que habilite a Cristina Kirchner a un tercer mandato. Y porque, de alguna manera, en esta elección se plebiscita su gestión.

Los funcionarios no explican por qué, pero todos repiten a coro que Massa no va a competir en las elecciones. Es como si contaran con información que no hacen pública. Algunos sugieren que hay datos que tiene el Gobierno que, a modo de “apriete”, podrían complicar al tigrense.