POLITICA
El corazón de la crisis sanitaria

En Villa Azul puede escalar la cantidad de casos

El barrio refleja distintas realidades. Tiene zonas de mayor urbanización, junto a otras con aún mayores deficiencias. La vulnerabilidad social es la característica común de uno de los principales focos de contagio.

20200531_villa_azul_cuarterolo_g
Diferencias. El barrio alterna zonas sin urbanizar, muchas pertenecientes a Quilmes, con partes asfaltadas, en su gran mayoría en el partido de Avellaneda. | Pablo Cuarterolo

Foco de atención por la pandemia de coronavirus en los últimos días, la Villa Azul, el asentamiento popular que forma parte de los municipios de Quilmes y Avellaneda, que es la más urbanizada y con menos casos, se debate por estas horas entre el aislamiento obligatorio y absoluto por 15 días, la asistencia social y sanitaria, y el temor a un contagio masivo entre sus habitantes.

Se trata, en definitiva, de una zona de alta vulnerabilidad social que quedó al descubierto por la propagación del Covid-19.Pero también dejó al descubierto las diferencias entre los mismos habitantes del asentamiento, apenas separados por una calle. De un lado casas formales, calles asfaltadas y patios, del otro, casas precarias, y pasillos que sirven para dividir sectores o espacios del mismo asentamiento. Villa Azul es el lugar en que el gobierno provincial montó, hasta el momento, el operativo sanitario más importante del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Hasta este jueves se habían registrado en total 196 casos de coronavirus entre sus habitantes.

Acceso sudeste. La realidad de la Villa Azul no escapa a las características propias de los asentamientos precarizados, tanto de la Ciudad de Buenos Aires como del conurbano bonaerense. Hacinamiento, falta de servicios básicos, pobreza y desidia, son la marca registrada de este lugar del sur bonaerense que viene creciendo paulatinamente desde hace cincuenta años al lado del Acceso Sudeste. Según datos del último censo poblacional de 2018, en la Villa Azul viven unas 3.100 personas.  Sin embargo, datos que se manejan actualmente elevarían la cifra hasta los 5 mil habitantes. La gran mayoría de sus habitantes viven en casas muy precarias, y realizan trabajos informales, como changas o recolección de cartones o residuos.

El Acceso Sudeste es una especie de avenida de circunvalación que fue construida por el gobierno militar siguiendo la traza de los bordes de las ciudades de Avellaneda y Quilmes. Villa Azul se originó sobre la margen “norte” y se extendió hacia la zona de Wilde. Se encuentra delimitada entre el Acceso Sudeste, la calle Antonio Caviglia, la avenida Ramón Franco y la calle Sargento Cabral.

Quilmes. La parte de la villa que pertenece a Quilmes es el área en la que se registró la mayor cantidad de contagios. Donde las calles casi no existen y los pasillos que dividen y comunican las manzanas apenas tienen un metro y medio de ancho. En su mayoría las casas son de chapa y madera, y solo algunas son de material. Condiciones de vida que, en definitiva, generan la propagación del virus más rápido que en otras partes del mismo asentamiento.

Pero más allá de esta delimitación, la zona comprende también una parte que se encuentra urbanizada. Una especie de conglomerado habitacional dentro de la propia villa, apenas separado por la calle Caviglia. Se trata del sector de casas bajas y de dos pisos, con patios internos y calles pavimentadas, que fue desarrollado por el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi. Entre 2008 y 2015 ese municipio urbanizó el 85% del tercio que le toca de Villa Azul. Si bien en esta parte las personas que allí viven sufren de necesidades, su calidad de vida es un poco mejor de quienes viven en la zona de Quilmes. En este sentido, si bien estaba prevista allí la realización de diferentes obras de urbanización, no se llevaron a cabo y hubo un total abandono por parte de las administraciones provincial y municipal del gobierno anterior.

Casas tomadas. A raíz de esta situación, las familias del barrio Villa Azul comenzaron a tomar las viviendas a partir del año 2016, sobre la calle Sargento Cabral. La mayor parte de las tomas se produjeron en junio del año pasado, cuando las empresas se retiraron definitivamente por falta de financiamiento. Al día de hoy las obras tienen un avance aproximado de apenas el 20%. En este sentido, esta semana el gobierno municipal, a cargo de Mayra Mendoza, anunció el plan de urbanización del barrio popular. Los trabajos contarán con el apoyo de los gobiernos nacional y provincial, comenzando por estas obras que fueron abandonadas en la gestión de Cambiemos. En 2015 se habían firmado dos convenios de obras para la construcción de 150 viviendas, además de obras de infraestructura y urbanización que a la larga quedaron inconclusas.

“Es una solución pobre”

El director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, Agustín Salvia, analizó la polémica medida de cerrar el barrio:  “Es la pobre herramienta que tiene un Estado pobre para atender a los pobres”, declaró.

“El encierro constituye una solución fácil. Difícilmente podría hacerse otra cosa si se quiere evitar la propagación del virus hacia otras comunidades, hacia las villas cercanas o a barrios de clase media baja, que generarían un brote incontrolado del desarrollo de la pandemia. Es claro: no hay herramientas, no hay recursos, no hay capacidades y habilidades en el Estado, en este caso, provincial,  y en el nacional para abordar de otra manera estos problemas”.