POLITICA
candidatos del frente para la victoria

Entre los oficialistas, Scioli y Randazzo ya miden lo mismo

Ambos logran idéntico porcentaje al enfrentar a Massa. Capitanich y Urribarri también quedan segundos, pero con menos adhesiones.

En carrera. Randazzo se apoya en las mejoras en los trenes.
| Cedoc

La mala noticia para el kirchnerismo es que el diputado Sergio Massa le gana a cualquiera de sus candidatos en una eventual elección presidencial. La buena es que no precisaría de Daniel Scioli para garantizarse el segundo puesto. Así se desprende de la encuesta que realizó para PERFIL la consultora González/Valladares y la firma MGMR.

El sondeo analiza la performance de todos los postulantes del kirchnerismo contra el líder del Frente Renovador. Además de Scioli, la encuesta mide al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich; al ministro del Interior, Florencio Randazzo; y al gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri. La novedad es que Randazzo, al enfrentar a Massa, obtiene la misma cantidad de votos que el gobernador bonaerense. Ese dato representa un alivio para los ultrakirchneristas, que no quieren entregarle la continuidad del modelo a Scioli.

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Massa está arriba en todos los escenarios con un porcentaje que oscila entre el 29 y el 31%. El ministro del Interior y Scioli sacan el 21,3%. Por detrás se ubican Capitanich, con el 19,3%, y Urribarri, con el 17,3%. Hay que aclarar que la encuesta se hizo sin contemplar las internas abiertas conocidas como PASO, donde se supone que todos los votos que obtengan los oficialistas irán a parar al ganador. Es decir, si Scioli triunfa en las primarias, se podría llevar los votos de Capitanich, Urribarri y Randazzo. Massa ya avisó que no competirá por adentro del peronismo.

La idea de tener varios candidatos la fomentó Cristina Kirchner, precisamente para no entregarle en bandeja a Scioli una postulación sin obstáculos y para ver si con un delfín propio puede incidir en la sucesión. Capitanich, Urribarri y Randazzo cuentan con el aval de la Casa Rosada. A Scioli lo consideran un mal necesario por su buena imagen, pero desconfían de él.

Para llegar con chances de influir en la continuidad de su proyecto político, el Gobierno precisa domesticar la economía. Aunque el panorama parece sombrío, allegados al ministro de Economía, Axel Kicillof, dijeron a PERFIL que hay expectativas de revertir la situación actual. La principal preocupación del equipo económico es la inflación, que planean combatir con tres herramientas: los precios cuidados, la presión a las empresas, y una Ley de Defensa al Consumidor que sea severa para quienes aumenten los costos de alimentos y bebidas. Provocar un enfriamiento de la economía es una de las patas del plan. Cuanto menos consumo, habrá menos emisión y, en consecuencia, creen que habrá menos inflación. La presión a las empresas la ejercen a través de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, que envió cartas a las principales productoras de alimentos para detectar posiciones dominantes. Ese gesto no cayó nada bien en las empresas, que ven con temor cualquier intromisión del Estado. El Gobierno también aspira a mantener acotadas las negociaciones paritarias hasta 2015, cuando se definirá si el kirchnerismo sigue siendo una alternativa de poder o desaparece del mapa político.