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Es el modelo

Tanto en el mundo con sus experiencias fascistas y comunistas, como en la Argentina en sus variantes civiles y militares, el modelo estatista marcó a fuego a varias generaciones y hundió en la pobreza a millones de personas.

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Desde los años '30 en adelante, el modelo estatista con sus variantes ha ido de fracaso en fracaso. Tanto en el mundo con sus experiencias fascistas y comunistas, como en la Argentina en sus variantes civiles y militares, el modelo estatista marcó a fuego a varias generaciones y hundió en la pobreza a millones de personas. En la actualidad vivimos nuevamente otro fracaso del modelo estatista.

A nivel internacional, los controles estatales no sirvieron para prevenir la crisis, permitieron la creación de bancos del tamaño de dinosaurios, de fondos especulativos y derivativos que alimentaron la burbuja de precios. Todo le pasó por delante de las narices al control estatal y lo dejó pasar.

A nivel local, la creciente injerencia del Estado en la economía derivó en una nueva crisis. El gasto público improductivo creció a niveles exponenciales, las restricciones a las exportaciones de productos tradicionales derivó en la pérdida de mercados y el reparto indiscriminado de subsidios dilapidó la super-renta agropecuaria. El modelo del Estado asignador de recursos está dando sus últimos latidos y la Argentina se enfrenta a un nuevo fracaso histórico. La administración Kirchner encarna la prueba más contundente del modelo derruido.

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Nunca el país tuvo en tan poco tiempo un ingreso de divisas tan voluminoso como el que contó esta administración. Nunca un gobierno hizo tan poco con semejante ventaja comparativa. Ya no estamos firmes en la marejada y el "efecto jazz" no es exclusivo de los norteamericanos. Ahora quedan al descubierto las limitaciones y las miserias locales.

El adelantamiento del cronograma electoral refleja no sólo el temor a las consecuencias de la crisis sino la impotencia del gobierno. Suspensiones, despidos, fin de contratos, cortes en la cadena de pagos, caida de ventas, fuga de capitales, corridas cambiarias, pérdida de reservas, derrumbe de bonos y acciones, más endeudamiento, estadísticas ficticias, y una ola criminal que azota a todo el país son algunos de los logros del modelo estatista.

Y de la mano de estos jalones, millones de chicos sin clases por falta de recursos e infraestructura y la amenaza de una epidemia de dengue, una enfermedad característica de las naciones más pobres del planeta. Se esforzaron y lo lograron. Con todo, el gobierno no se resigna e insiste con los bemoles contenidos en su partitura. Lejos de volver sobre sus pasos y revisar sus decisiones, mantiene las retenciones a las exportaciones y las restricciones a las exportaciones. Así sin ingresos de divisas, con tasas de interés en alza, reacomodamiento de precios y salarios que alimentan la presión inflacionaria, los problemas se hacen cada vez más grandes.

Los efectos tal vez no se sientan por estos días pero es muy probable que se empiecen a percibir unos meses más adelante.
Este sistema de retroalimentación de presiones derivará en una lógica explosión si es que no se alcanza a liberarlo con válvulas de escape. Claro está que esta administración no parece dispuesta a llevar adelante semejante operación. Dicho de otro modo, y en línea con lo manifestado en reiteradas ocasiones por Néstor Kirchner "este no es el gobierno del ajuste". Pero la economía va camino de un ajuste y con severos problemas para el repago de la deuda.

El precio de los bonos argentinos reflejan el temor de los inversores ante un eventual impago y tanto el riesgo país como el costo de un seguro del default son sus manifestaciones cuantitativas como también lo es la pérdida de reservas que se van del país.
Las distintas crisis que vivió el país desde el '30 hasta el 2001 y 2009 no son otra cosa que sucesivas quiebras del modelo estatista. No hay que buscar culpas en el exterior, la culpa es del modelo

* Agencia DYN