“Me dijeron: ‘Nosotros sabemos lo que tenemos que hacer. Solamente respondemos al doctor Leiva y a Su Señoría exclusivamente’”. Guillermo Greppi, dueño de la financiera Propyme, tenía enfrente al juez Norberto Oyarbide mientras le relataba lo que uno de los miembros de la División de Investigaciones Federales de Organizaciones Criminales (Difoc) le dijo mientras le exigía una coima para dejar sin efecto el allanamiento ordenado por el juez.
En su elegante despacho del tercer piso de los tribunales federales, Oyarbide parecía un jugador de póquer profesional. Estaba escuchando que su equipo de investigación era acusado de haber pedido una coima de 2,5 millones de pesos en su nombre, pero no se le movía un músculo.
Ese viernes 20, el juzgado federal número 5 esperaba el tradicional festejo de fin de año de la dependencia. Greppi les amargó la fiesta. De aspecto impoluto, como su traje y su peinado, el juez debió denunciar el hecho para despegarse, despidió a la mano derecha de Carlos Leiva, su propia mano derecha, y puso al secretario en la cuerda floja.
“Es una situación muy especial”, dijo el juez ante la consulta de PERFIL. Este diario le preguntó si iba a realizar cambios en su juzgado tras la denuncia de un supuesto pedido de coima en su nombre. El magistrado se mostró molesto y nervioso ante la consulta, y contestó con pocas palabras.
— Los miembros de la Federal que están denunciados son su equipo de confianza, ¿seguirá trabajando con ellos?
— Está interviniendo Asuntos Internos — dijo mientras caminaba hacia el ascensor en Tribunales.
— El día de la denuncia usted despidió a la mano derecha de su secretario Leiva. ¿Por qué la despidió?
Oyarbide nunca contestó. El juez apretó el botón de “CP” (“cerrar puerta”). Leiva se negó a hablar con este diario.
El juez ya fue centro de polémicas en varias causas. Su pico de presión judicial fue cuando decidió el sobreseimiento express del matrimonio Kirchner por enriquecimiento ilícito, incluso desoyendo a los periros de la Corte Suprema. En los últimos meses, sus superiores de la Cámara Federal lo despojaron de dos causas clave por supuesto lavado de dinero: Schoklender y Alhec. Lo acusaron de violar “garantías constitucionales” y de forzar las investigaciones. Ambos expedientes estuvieron a cargo de Leiva y la Difoc.