POLITICA
El paro del campo

Esta vez no hay victoria asegurada

Al kirchnerismo le encanta pelearse con todos aquellos con los que no puede perder. Por eso llama la atención que el matrimonio presidencial no haya anticipado, con ese olfato politíco que los llevó de Río Gallegos a manejar el país, el problema que generaría una nueva vuelta de tuerca en el tema retenciones.

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Al kirchnerismo le encanta pelearse con aquellos con los que no puede perder. Disfruta de la segura victoria hablando en público de la "crucial y difícil" batalla, aunque sabe que no hay riesgos. Así avanza, como ejemplo, Néstor en el PJ y eso explica la alianza a veces impresentable con Moyano, potencialmente peligroso en la "vereda de enfrente".

Por eso llama la atención que el matrimonio presidencial no haya anticipado, con ese olfato politíco que los llevó de Río Gallegos a manejar el país, el problema que generaría una nueva vuelta de tuerca en el tema retenciones.

La bronca consiguió aglutinar aún a enemigos declarados tranqueras adentro. Y ahora parece imposible desactivar la bomba sin víctimas. El margen es estrechísismo, sobre todo para un gobierno que no conoce otro nivel de negociación que el de "hágase su voluntad". Lousteau trató el miércoles de mostrarse duro en "A dos voces", no es lo suyo, pero sabe que si esto llega a la falta de carne y leche en los supermercados, sus primeros 100 días en el gobierno pueden ser también los últimos.


Aflojar ante el campo es una claudicación que el universo K no puede tolerar. Pero hay que ver si puede convencer a la población con el discurso de la lucha contra la "visión de un país excluyente" como dijo Lousteau, o tal como agregó a su turno Randazzo, "no negociaremos bajo presión ni extorsión". El mismo término fue utilizado por Alberto Fernández,
y refleja la incómoda posición oficialista. Lo que no dicen es que se llegó a esta encrucijada por la decisión de Cristina de sacarle más dinero a un sector que ya paga una fortuna. Una paradoja si se piensa que la palabra superávit está entre las más usadas por la Mandataria en sus discursos.

Las rutas cortadas en estos días de Semana Santa agregan un factor explosivo al malhumor popular. Además, si el gobierno no afloja "algo", corre el riesgo de que falte carne y leche en los supermercados, y ya se sabe lo sacrificados que somos los argentinos cuando de compartir carencias se trata.

Pero aflojar ese "algo" sería un golpe en la nuca de Lousteau, que Cristina ha usado como escudo en este tema. Queda, entonces, ver que deciden los Kirchner en su retiro pascual de Calafate. En esta ocasión no tienen la victoria asegurada.