La grieta que abrió el kirchnerismo también alcanzó al macrismo. Pero no por el debate sobre el “modelo”, sino por la interna entre larretistas y michettistas. Amigos de toda la vida, jefes y subordinados, y hasta parejas, están atravesados por la pelea del PRO.
Uno de los casos es el del secretario general, Marcos Peña, y Gabriela Michetti, quienes se conocen desde 1998. En ese entonces, el padre de Marcos, Félix Peña, era subsecretario de Comercio Exterior y la senadora trabajaba como junior. Se hicieron amigos y cuatro años después Peña le presentó a Mauricio Macri en el marco de una serie de charlas. Un tiempo después compartieron bloque en la Legislatura, y en 2007 fueron juntos al Ejecutivo.
Sin embargo, desde hace más de un mes no se dirigen la palabra. El secretario general fue uno de los que más se enojaron con Michetti cuando anunció que iría como candidata a jefa de Gobierno. Cerca del secretario general confiaron que no está enojado, pero que está “esperando que pase la interna”.
“No guarda rencor ni mucho menos. Le molestó lo que pasó cuando Gabriela se negó a ser candidata a vice”, explicó una fuente que trabaja con Peña. Y agregó que el secretario general se “puso contento” cuando vio, el martes por la noche, al único hijo de Michetti, Lautaro, en TN. “Lo conoce desde que tiene cuatro”, finalizó.
Consultada al respecto, Michetti dijo a la agencia Télam que tenía “el don de no saber lo que es el rencor”, aunque admitió “impacto desde lo humano”. “Si Marcos cree que ése es el mejor lugar para defender lo que él decidió al involucrarse en la política, me parece perfecto”, expresó.
Otra grieta surgió en pleno corazón xeneize. El presidente de Boca, Daniel “Tano” Angelici, apoya la campaña de Larreta, mientras que su vicepresidente, el legislador porteño Oscar Moscariello, colabora activamente con Michetti, su amiga desde hace años. “Mi relación con el Tano está por encima de otras cuestiones. El hace la suya y apoya a Horacio; me hubiese encantado que estuviera de este lado”, dijo Moscariello a PERFIL.
El ministro Hernán Lombardi es uno de los más fieles defensores de la senadora. Sin embargo, gran parte de su equipo juega para Larreta: el subsecretario de Gestión Cultural, Alejandro “Conejo” Gómez, Lautaro García Batallán y el flamante director del Teatro Colón, Darío Lopérfido, ex Grupo Sushi, se inclinaron por Larreta.
Otros dos casos en los que se cruzan el larretismo y el michettismo, pero en una pareja: la secretaria de Hábitat, Marina Klemensiewicz, es amiga de la senadora y una de sus espadas en el Ejecutivo. Su esposo es nada menos que Iván Pavlovsky, vocero de Macri.
La defensora adjunta del Pueblo, Lidia Saya, una de las asesoras de mayor confianza de Michetti, está casada y tiene tres hijos con el titular de la AGIP (Rentas), Carlos Walter, quien depende del ministro de Hacienda, Néstor Grindetti, enrolado con el jefe de gabinete.