Mucho antes de conocer a Lázaro Báez, Leonardo Fariña ya facilitaba negocios del Gobierno. El “valijero” trabajaba para Pluscarga, una fábrica de acoplados de camiones, que vendía sus equipos con un financiamiento generoso de Nación Leasing, una firma del Banco Nación. Y el hombre que hacía de nexo con la banca oficial era el esposo de Karina Jelinek.
“A Fariña me lo presentó gente de Pluscarga”, dijo Báez a los medios, apenas estalló el escándalo. Con estas palabras, el empresario kirchnerista intentó desviar la atención hacia otras personas, pero en la práctica terminó haciendo todo lo contrario: soltó pistas que –si son investigadas a fondo– permiten conocer mejor el modus operandi de los protagonistas de este caso.
Como reveló PERFIL la semana pasada, la empresa donde trabajó el mediático “valijero” fabrica remolques para camiones. Está ubicada en el partido de General Rodríguez y fue creada por un italiano de 62 años llamado Nicolás Perrucci, a quien le cancelaron el CUIT de una firma sospechada de “fantasma”. La AFIP tomó esa decisión recién después de que explotó el Lázarogate.
Según fuentes empresarias, Fariña entró a Pluscarga a través del gerente de ventas de la compañía, Carlos Minnozzi. En aquel momento, se presentaba como un hombre con amplios contactos financieros. Su mejor carta era conseguir créditos a tasas subsidiadas, que nadie podía conseguir en el mercado. También se jactaba de tener aceitados vínculos en el mundo de la política.
Dentro del rubro de los camiones, Pluscarga se hizo una fama imbatible a la hora de conseguir clientes: existen muchas chances de comprarle a través de Nación Leasing. ¿Cómo funciona ese negocio? El banco compra los remolques, después se los alquila al empresario que los necesita y años más tarde le brinda la opción de comprarlos. El principal beneficiado es la fábrica, ya que el Gobierno adquiere los equipos directamente al contado.
Nación Leasing es una firma estatal, cuyo presidente es Esteban Acerbo. Sin embargo, es una sociedad que depende del Grupo Banco Nación, cuyo responsable es un hombre que fue amigo de Néstor Kirchner. Se trata de Juan Carlos Fábregas, a quien el ex presidente llamaba todos los días para preguntarle sobre los números de la entidad.
Leonardo Fariña fue el contacto entre Pluscarga y el Gobierno, que facilitó esos negocios. De hecho, Lázaro Báez lo conoció porque realizó esa misma transacción. Hace tres años, el empresario kirchnerista necesitaba comprar remolques para Austral Construcciones. Para ser más específicos, quería adquirir bateas para su flota automotriz, que hoy supera los 400 camiones. La solución fue Pluscarga, Nación Leasing y un joven asesor financiero, que parecía que se las sabía todas. Pero fue el comienzo de sus peores problemas.