Cristina Fernández de Kirchner implementó una forma muy particular de hacer campañas en Argentina. Se mostró con figuras internacionales, asistió a coloquios y conferencias, visitó museos, vio partidos de fútbol e hizo proselitismo, pero no enfrentó a la prensa argentina y condicionó su escasa participación mediática a un par de entrevistas, a sólo dos días de los comicios.
Desde antes del lanzamiento oficial de su campaña, Cristina se mostró con mandatarios y altos funcionarios de diversos países, en viajes que realizó en caracter de "primera dama", sin rendir cuentas sobre el origen de los fondos. Entre las primeras personalidades con las que se reunió, en febrero de 2007, figura la entonces candidata presidencial socialista de Francia, Segolene Royal.
De ahí en más, mantuvo encuentros con el entonces ministro del Interior de Francia, Nicolas Sarkozy; los presidentes de Ecuador, Rafael Correa; Venezuela, Hugo Chávez; Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva; México, Felipe Calderón; España, José Luis Rodríguez Zapatero; y con la canciller alemana Angela Merkel. Todos los encuentros fueron en el exterior.
El kirchnerismo hacía trascender versiones sobre la candidatura de la "pingüina" y sembraba la incógnita sin confirmalo. El periodismo hablaba sobre su potencial postulación presidencial y mantenía en las primeras planas a la entonces primera dama, que acompañaba a Néstor en cada acto.
El 19 de julio de 2007 se confirmó: Cristina Fernández sería la candidata del oficialismo. La campaña siguió como hasta entonces. Lanzó un libro, publicó afiches, presidió actos, viajó; pero sigue aún sin conocerse cómo se financió semejante gira pre-presidencial.