No es la primera vez que el papa Francisco sale del protocolo. Sea como cura párroco, cardenal, obispo o Sumo Pontífice, nunca dejó de tener el espíritu de proximidad de un sacerdote de iglesia barrial. Así lo demostró en esta ocasión con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner quien creyó haber roto una regla.
La mandataria argentina intentó una sutil caricia para con la vestimenta que cubría el brazo de Jorge Mario Bergoglio, pero se arrepintió de inmediato. Dijo: "Ay, no. Lo iba a tocar. ¿Puedo tocar?".
Francisco le respondió al instante: "Sí, puede, puede". No obstante, como Cristina se mostraba respetuosa de la figura papal, el Papa la besó en la mejilla en señal de confianza. Esta ruptura protocolar permitió generar un momento más cálida a la inevitable tensión que podría existir.
La jefa de Estado agradeció el gesto y bromeó: "Nunca un papa me había besado", lo que generó las risas de los asistentes al encuentro.
Como es notorio en los últimos días, ésta no fue la primera vez que el papa Francisco rompe el protocolo o bien las reglas de la tradición. Saludó a los fieles que se acercaron a misa a la salida de la celebración incomodando a la Guardia Suiza, realiza bromas durante sus discursos, recomienda libros durante el Ángelus y hasta usa sus zapatos preferidos y no los de la etiqueta papal, entre otras reacciones insólitas para una figura pontificia.