“Mi hijo me sacó la empresa, esa es la verdad”. La Revista Noticias publica este sábado en exclusiva el lado íntimo de la pelea que distancia al jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, con su padre Franco, el fundador de SOCMA (Sociedad Macri).
Según se desprende de los relatos de empresarios muy allegados al octogenario Macri, la batalla familiar no se debe únicamente a diferencias en los alineamientos políticos. El lunes, el padre, después de acompañar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en su gira a China, afirmó que "pondría las manos en el fuego" para confirmar "que el gobierno (de Kirchner) no tienen nada que ver" en la causa por las escuchas ilegales en la que fue procesado su hijo.
Al día siguiente, Mauricio declaró: "Es muy complicado, porque es el que te ayudó a educarte y después, caprichosamente, se transformó en el principal boicoteador. Duele y es inentendible".
Ahora la revista Noticias reporta que las facturas pendientes entre los dos Macri tienen que ver, como no podría ser de otro modo, con los negocios. "Franco está convencido de que Mauricio le sacó la empresa, y no se lo puede perdonar", afirma una fuente estrechamente ligada al padre.
El año pasado, Franco tuvo que renunciar a la otrora exitosa SOCMA, que factura unos 500 millones de dólares al año, y dividió sus acciones entre los cinco hijos. Tal vez sus movidas políticas sean su venganza secreta, convecido, como está, de que sus hijos, con Mauricio a la cabeza, le sacaron las empresas de las manos.
Las broncas mutuas reflejan las dudas cruzadas. ¿La relación del jefe de Gobierno con la parte empresaria que hereda anticipadamente de su padre, por ejemplo, es compatible con la función pública? ¿Los nuevos negocios del padre con el poder de turno hunden al hijo o reinventan al padre?
Muy cerca de Mauricio enfrentan el enojo sin filtros: "¿Cuántas veces dijo Franco que se retiraba de las empresas? ¡Por favor, es un tipo que está terminado, que ya cumplió su ciclo! ¡Ya no lo podemos tomar en serio!". El diputadio nacional Federico Pinedo, acuñó una frase graciosa: "Mauricio es Macri, pero Franco es Kirchner". Pero las sutilezas políticas no alcanzan a explicar las razones del persistente resentimiento.
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