Una pista en la investigación por la muerte de Alberto Nisman generó en los últimos seis meses gestiones oficiales ante el Departamento de Justicia de Estados Unidos, reuniones en Washington con estricto bajo perfil y la apertura de un trámite judicial en el estado de California, confirmaron a PERFIL fuentes judiciales y del caso. El ministro de Justicia, Germán Garavano, y el fiscal federal Eduardo Taiano, a cargo de la causa, vienen solicitando desde hace meses la colaboración de las autoridades estadounidenses para lograr que un juez de ese país desclasifique e-mails del fiscal vinculados a su cuenta bancaria secreta en el ex Merrill Lynch de Nueva York. La misma cuenta que el funcionario compartía con su madre, Sara Garfunkel, y su hermana Sandra, y con el técnico informático Diego Lagomarsino, el mismo que le entregó el arma de la que salió el disparo que ultimó a Nisman. En California, un fiscal ya tomó el caso e inició el trámite para que un tribunal de ese estado decida si ordena la apertura de las casillas de correo electrónico.
Los e-mails y la cuenta bancaria son pruebas clave para la investigación: Nisman usaba la casilla [email protected] y tenía otra para comunicarse con el ex Merrill Lynch, [email protected]. Los investigadores creen que esa casilla habría estado inactiva por al menos cinco años, pero dicen tener pruebas de que registró movimientos en los días previos a la muerte del fiscal. Sin embargo, no pudieron acceder a los correos de Nisman desde sus dispositivos y necesitan ir a la fuente madre de los correos: los servicios de correo, con sede en los Estados Unidos. Además, algunos de los depósitos en la cuenta bancaria fueron realizados por dos personajes controvertidos: el financista Damián Stefanini, desaparecido tres meses antes de la muerte del fiscal; y Claudio Picón, vinculado a través de uno de sus socios a un ex agente de la CIA.
A fines de marzo, Taiano viajó a Washington junto a funcionarios de la Unidad de Información Financiera (UIF). Motivo oficial: encuentro con técnicos del gobierno de Donald Trump para afianzar relaciones. Fue el escenario oficial de una gestión con una de las funcionarias del área de colaboración internacional del Departamento de Justicia para solicitar que Estados Unidos responda los exhortos enviados en la causa.
En junio, mientras los ojos públicos estaban concentrados en el viaje de Garavano a Washington por el caso Odebrecht, el ministro mantuvo nuevas reuniones con el Departamento de Justicia a pedido de la fiscalía, para agilizar la respuesta de las autoridades.
La cuenta bancaria de Nisman fue abierta el 7 de marzo de 2002. El era el apoderado, pero su madre y su hermana eran las titulares. Lagomarsino recién ingresó como cotitular el 16 de junio de 2014. Los tres tienen un expediente abierto en Argentina por presunto lavado en torno a esta cuenta no declarada.
Las autoridades antilavado de Washington ya informaron que la cuenta bancaria “evidencia actividad sospechosa” y que recibió “transferencias sobre las que no pudo establecer el propósito comercial, por un total de US$ 666.690, entre el 13 de septiembre de 2012 y el 19 de agosto de 2014”. Dos nombres sobresalen en la lista de los nueve sospechosos que depositaron dinero en la cuenta: Stefanini, desaparecido en 2014, y el empresario Claudio Picón, cuya empresa es titular del Audi Q5 que manejaba Nisman y que está vinculado a través de un socio a un ex agente de la CIA. Otro depositante es una empresa de Hong Kong: Rodfa Limited. Según los registros oficiales que consultó este medio, la firma se creó el 16 de marzo de 2012, seis meses antes de ese depósito, y su actividad comercial es “privada”.
Los primeros exhortos para pedir los datos informáticos habían sido solicitados por la fiscal Viviana Fein antes de que fuera apartada de la causa. Pero nunca fueron contestados.