El ex coronel de Inteligencia del Ejército Santiago Hoya condenado por crímenes de lesa humanidad fue encontrado muerto ayer a la mañana y el juez federal Ariel Lijo ordenó la realización de una autopsia para determinar los causales del deceso.
Hoya, que tenía 83 años, se encontraba internado en el Hospital Militar Central. El caso remite a la muerte del represor Héctor Febres, quien fue envenenado con cianuro en una dependencia de la Prefectura en el Tigre.
Según reveló esta mañana el diario Clarín, aunque las fuentes atribuían el deceso a una aparente muerte natural, ayer había inquietud en el Ejército.
El represor fue condenado el martes pasado a 25 años de prisión por violaciones a los derechos humanos perpetradas en los años el terrorismo de Estado. La Justicia demostró que el hombre cometió los delitos de asociación ilícita, privación ilegal de la libertad, tormentos y reducción a la servidumbre respecto de seis montoneros que regresaron al país para la "contraofensiva" de 1980, cinco de los cuales permanecen desaparecidos.
Hoya se encontraba cumpliendo prisión preventiva en su casa de Mar del Plata, con la custodia a cargo de su hijo. Lo trasladaron a Buenos Aires ya que el juez Lijo debía verlo personalmente antes de dictar sentencia. En ese contexto, el ex coronel pidió ser internado para hacerse unos estudios médicos, ya que padecía problemas cardíacos y renales que lo obligaban a usar pañales.
Silvia Tolchinsky, que logró sobrevivir a la tortura de la represión ilegal, dijo durante el juicio que "todos le tenía pánico" a Hoya.
El represor era un militar retirado cuando la dictadura lo convocó para trabajar en el temible Batallón 601 como agente de inteligencia. En numerosas oportunidades viajó a Nicaragua para asistir a los "contras" que financiados por la CIA estadounidense combatieron al gobierno sandinista.