POLITICA
Las informantes preferidas

Hay tres mujeres en lo alto del espionaje K.

Se llaman Sonia Fornasaro, directora de Finanzas; Graciela Palacios, directora de Análisis Interior y Fernanda Madina, jefa de Reunión Interior. Manejan el presupuesto de “La Casa”, lo espiarían al ex ministro Lavagna y a los militares. También a políticos afines y opositores; a los ministros del gabinete y a empresarios, muchos de los cuales son dueños de medios de comunicación. La curiosidad presidencial tiene colapsado al mundo del espionaje.

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Nunca antes se habló tanto de los espías de la SIDE. Después de que el ex ministro Roberto Lavagna denunció públicamente que desde el Gobierno le pinchaban los teléfonos, lo seguían y hasta le pusieron dos agentes apostados frente a sus oficinas de Diagonal Norte, los agentes de la inteligencia kirchnerista están en boca de toda la dirigencia. Salvo que esta vez se trata de mujeres.

De los cuatro directores que hoy tiene la Secretaría dos de estos visten polleras: Sonia Fornasaro, directora de Finanzas y Graciela Palacios, directora de Análisis Interior. La tercera, que estaría a cargo de seguir y escuchar de cerca a los militares, sería Fernanda Madina, jefa de Reunión Interior e hija, sobrina y hermana de militares.

La primera es amiga de confianza de la senadora y Primera Dama Cristina Kirchner, y responde sólo a ella. Fornasaro, una contadora que conoce al matrimonio presidencial desde varios años atrás, es la encargada de administrar y decidir sobre los 180 millones de pesos, según el último presupuesto, que maneja la inteligencia para realizar su tarea y que no son controlados por nadie. Eso, sin contar las partidas extras, de las que tampoco se rinden cuentas, y que serían utilizadas a discreción para vigilar a todos: oficialistas y opositores, ministros, periodistas y empresarios, entre ellos la mayoría de los dueños de los medios de comunicación.

 “En veintitrés años de democracia nunca vi a un presidente tan obsesionado con conocer los movimientos de todos, incluidos sus propios ministros. La capacidad técnica y operativa de la secretaría hoy está colapsada, todos trabajan a destajo”, le contó a este diario un espía que conoce como pocos el funcionamiento de la inteligencia K.

Otro especialista en el tema, y con buena llegada a miembros de “la casa”, señaló que “toda la dirigencia está tomando conciencia que los espían. A tal punto llega la situación que en los últimos días un importante empresario de una privatizada que, previa llamada, había concertado un encuentro con un operador político de Lavagna, recibió al salir de sus oficinas hacia el lugar de la cita un llamado en su celular que lo dejó perplejo: ‘Che, ¿tan mal te tratamos que te vas a juntar con ese?’. Era el mismísimo presidente Kirchner que ya estaba informado del encuentro.”

Según publicaron dos matutinos la encargada de “el caso Lavagna” sería la segunda dama: Graciela Palacios. “Es una analista de carrera, hace más de 12 años que está en la SIDE. Algún operador de Lavagna tiró a los medios este nombre, como un señuelo. Ella se encarga de analizar la información, pero no es operativa, que es la especialidad que se encarga de las escuchas y los seguimientos. Esa área está a cargo de Jaime Stiusso, el espía que Gustavo Béliz denunció en los medios”, dijo la misma fuente. Y agregó: “Todos los trabajos de escuchas a teléfonos se hacen desde un edificio ubicado en el barrio de Recoleta. Un edificio muy chic, elegido