El Gobierno porteño se enfrenta a una de las encrucijadas más grandes de la gestión, que se vuelve más estrecha a medida que se acercan las elecciones. Existe una fractura entre varios de los funcionarios que deben decidir cómo encauzar el esquema de recolección de residuos actual, que desde agosto de 2010 funciona con “piloto automático”, luego de que los contratos con las empresas que “limpian” la Ciudad hayan vencido.
El Ministerio de Espacio público, a cargo de Diego Santilli, trabajó desde principios de 2010 para lanzar formalmente una nueva licitación que suma varias mejoras y cambia ciertos aspectos del sistema. Licitación que ya fue lanzada y se espera que se abran los sobres con las ofertas de las empresas interesadas el próximo 29 de marzo. Uno de los oferentes es Covelia, empresa vinculada a Hugo Moyano.
Mientras tanto, el Ministerio debe recontratar a las firmas actuales cada 29 días mediante un esquema de emergencia porque ofrecen un servicio básico: “Tenemos los contratos vencidos y estamos tratando de reemplazar un sistema obsoleto de hace treinta años por tecnologías que se usan en Europa, que apuntan a eliminar las bolsas de residuos de la calle, por eso mi postura es avanzar con la licitación”, propone Santilli. Eduardo Epszteyn, legislador opositor experto en el tema y ex ministro de Producción de Ibarra cuando se licitó el servicio actual, coincide pero lo critica: “El contrato actual se maneja con la compra directa más escandalosa de la historia de la Ciudad, sólo comparable a las épocas de Manliba”.
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