Ninguno de los hombres de la Fuerza Aérea que desfilaron esta semana por los pasillos del segundo piso de los Tribunales de Avenida de los Inmigrantes se corrió del libreto. Los encargados de la custodia de Base Aérea de Morón (BAM) declararon que no vieron nada inusual alrededor del lujoso jet Challenger 604 que estuvo estacionado en ese aeródromo del 5 de noviembre al 30 de diciembre y que terminó en el aeropuerto El Prat, en Barcelona, con casi una tonelada de cocaína.
Sin embargo, el caso del narcoavión generó una dura interna en la cúpula de la fuerza. En el Edificio Cóndor creen que el director general de Inteligencia, brigadier Rodolfo Centurión, habría ocultado información sobre los "extraños movimientos del Challenger en la base de Morón".