El ya clásico “picadito” de Olivos, donde los principales funcionarios del Gobierno tienen su espacio de deporte, volvió a ser noticia. Sin el presidente Mauricio Macri, quien se recupera de su operación en la rodilla con una nueva kinesióloga, esta vez dos goles para el equipo de Casa Rosada, del jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el intendente de San Miguel, Jaime Méndez, le dieron el triunfo 3 a 1 contra el conjunto de asesores y funcionarios bonaerenses.
Como todas las semanas, la desesperación de muchos funcionarios porque Iván Pavlovksy, arquero del equipo de Casa Rosada y quien organiza los picaditos, los invite por el chat de Whatsapp le generó incertidumbre a más de uno.
Es que por primera vez se jugó un jueves – solía ser los miércoles – ya que hubo que esperar que el agua de lluvia drene sobre el campo de juego.
El “canciller en las sombras”, Fulvio Pompeo, (quien venía de una chilena histórica hace un par de semanas) jugó de defensor, mientras que Peña ocupó la delantera. El jefe de gabinete recibió un pase por el sector derecho, encaró hacia el borde del área y con un bombazo la clavó fuerte y al medio del arco. El otro gol fue casi ovacionado: el intendente de San Miguel lo hizo de tiro libre.
El equipo de asesores pudo descontar con gol de Francisco Quintana, el jefe de legisladores del PRO (quien será padre primerizo en pocos meses) tras una buena jugada de Sebastián Neuspiller, el histórico goleador del ascenso en la “D” con Fénix. Tras trabajar en IOMA, la obra social de los municipales bonaerenses, el médico y ex jugador se mudará al ministerio de Salud de la Nación. Antes el mismo equipo había desperdiciado un penal. Quien se destacó en ese equipo por su habilidad fue Lucas Llach, vicepresidente del Banco Central, quien, aunque no podrá cumplir las metas de inflación, logra hacer jugar a sus compañeros.
Otro dato histórico para los clásicos de Olivos fue la descomunal patada en tiempo récord que le propinó el funcionario Gustavo Gómez Repetto, hombre de confianza del ministro de Transporte Guillermo Dietrich, al secretario privado del presidente, Mariano Lomolino. Habían pasados segundos del comienzo del partido y apareció el color amarillo, esta vez no relacionado con el PRO, sino con la tarjeta del árbitro. De casualidad Lomolino no salió lesionado con fractura expuesta.
Tanto el secretario General de la Presidencia, Fernando de Andreis (fan de River) como el secretario de Comunicación Pública, Jorge Grecco, jugaron poco menos de un tiempo. El primero de ellos, de buen pie, el otro un férreo defensor lateral.
El “botín de oro” al mejor jugador se lo llevó Jaime Méndez, tras el golazo de tiro libre. Es el único que no trabaja en la Casa Rosada que juega en el equipo. Y por sus condiciones se entiende el motivo.