Parecía un pedido desesperado, y lo era. El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner necesita toda la ayuda posible para evitar el default tras el fallo adverso de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos que lo obliga a pagar el cien por ciento de la deuda contraída a los llamados "fondos buitre". Así se entiende la protesta de Jorge Capitanich, que se quejó de que los jueces argentinos no repudiaran el fallo.
"No hemos observado ni que la Corte Suprema de Justicia de la Nación establezca una opinión al respecto, ni tampoco jueces de instancias inferiores", reclamó el jefe de Gabinete.
"Es inconcebible que el Jefe de Gabinete, aunque no sea abogado, ignore que el sistema judicial argentino no actúa en abstracto ni tiene como función corregir los actos de otros poderes judiciales del mundo", replicó hoy Alejandro Fargosi, integrante del Consejo de la Magistratura de la Nación.
Fargosi opinó que "la postura de Capitanich es un ejemplo más de por qué la Argentina y el kirchnerismo no es confiable en los mercados internacionales", según declaró a la agencia DyN. Y afirmó que el funcionario nacional "una vez más ataca al Poder Judicial y a la división de los poderes, lo cual es una de la maneras más eficientes para impedir que alguien invierta en la Argentina".
Por su parte, Guillermo Lipera, miembro de la ONG Será Justicia sostuvo que "la Argentina aceptó la jurisdicción estadounidense y tiene que respetar esos fallos".
"No entiendo la lógica jurídica de lo que dice Capitanich", planteó. "No creo que ningún juez serio se puede sentir presionado por esos dichos. Que Capitanich hable de economía y los jueces de justicia", criticó Lipera.