“Las cosas no suceden de casualidad”, admitió el presidente Néstor Kirchner en el arranque de su primer discurso público tras los hechos de violencia registrados ayer durante el entierro de Juan Domingo Perón en la quinta de San Vicente.
El mensaje fue contundente y careció de eufemismos. Durante alrededor de diez minutos el jefe de Estado habló de que la cadena de actos violentos que se vienen sucediendo desde hace semanas apuntan a desestabilizar a su Gobierno.
Como muestra de fortaleza y unidad, Kirchner apareció durante la inaguración del Mercado Concentrador en la localidad de José C. Paz, junto a su esposa, Cristina Fernández, el vicepresidente, Daniel Scioli, y casi todos los ministros de su Gabinete.
En ese marco, las esperadas palabras del Presidente sonaron con la solemnidad y preocupación que la situación requería: "Apuntan" contra el Gobierno para "frenar el crecimiento de la Argentina", denunció aunque sin decir un solo nombre.
“Yo les pido que me ayuden, que me cuiden y que me ayuden a corregir los errores” dijo Kirchner, quien agregó que “está visto que con lo que pasó ayer que solo no puedo”.
A su vez, reclamó la aparición del Jorge Julio López, el principal testigo del caso contra el genocida Miguel Etchecolatz, y aseguró que su desaparición “tampoco es casualidad”. Allí el presidente apuntó a aquellos que reclaman la amnistía de los militares que formaron parte del ejército durante la última dictadura militar.
“Cuando hablan de mejorar la calidad institucional, hablan de amnistía e impunidad, pero desde acá decimos no al indulto”, advirtió Kirchner, quien también declaró que el progreso se podrá lograr con la “reconciliación, sin impunidad”.
Observado atentamente por su esposa Cristina, el Presidente buscó una frase del líder del Partido Justicialista para cerrar su enardecido discurso: “Como dijo el general Perdón y hoy más que nunca, para un argentino no hay nada mejor que un argentino”.
Habló Solá. Antes de las palabras del jefe de Estado, el gobernador bonaerense, Felipe Solá, destacó desde el mismo estrado que los actos de San Vicente fueron algo le dolió "a todos” y aseguró que no va a permitir más "que los violentos sean impunes”.
Solá también comentó que en el pasado cometieron errores por “tolerantes” pero agregó que “todo tiene un límite”. En ese punto, se comprometió a “identificar a cada uno de los violentos del día de ayer”, a quienes catalogó de “traidores”.