“No sabés cómo estaba el Flaco en Olivos, loco de furia”. El sujeto de la oración no es otro que Néstor Kirchner y la frase pertenece a un hombre del oficialismo que tiene acceso al matrimonio presidencial. Pero lo más interesante es el motivo del enojo: la foto afectuosa que se sacó Daniel Scioli con Eduardo Duhalde, acompañado por José Antonio Aranda, uno de los principales accionistas de Clarín. Demasiada autonomía para el exigente paladar patagónico.
Ese comentario hecho este jueves por el ex presidente actualizó una discusión clave en estos días dentro del kirchnerismo: ¿los tibios gestos de diferenciación que viene ensayando Scioli en las últimas semanas están consensuados con Olivos o conllevan algunas dosis de rebeldía? A juzgar por la reacción de Kirchner, parece un tema irresuelto.
Supuestamente, en la reunión que mantuvieron la semana anterior en Olivos el gobernador bonaerense le aclaró al ex presidente que no tenía pensado romper lanzas por lo ocurrido en La Boca (cuando Kirchner le pidió que revele quién le ataba las manos contra la inseguridad), pero también le explicitó que iba a reforzar “su estilo”. Esto quiere decir que no iba a privarse de reunirse con todos los sectores que creyera conveniente.
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