La elección de ayer podría pasar a la historia como la última en la que sea haya utilizado el sistema de boleta tradicional para una elección nacional. El sistema viene siendo cuestionado por sectores de la oposición desde 2007, pero tuvo su epicentro en las polémicas elecciones de Tucumán que
se desarrollaron en agosto último.
A partir de allí, el reclamo se volvió generalizado por pasar a un sistema de boleta única, ya sea en papel o electrónica. Pero tanto desde el oficialismo, como algunos sectores de la oposición, pusieron obstáculos con el argumento de evitar cambiar las reglas del juego en medio de un mismo proceso electoral.
Así, el debate se postergó para el año próximo. Y desde diferentes sectores dan por descontado que esta vez los cambios serán inevitables. Tanto por el consenso que existe en amplios espacios políticos como por las presiones que llegarán desde la Justicia Electoral, que ya dictó acordadas en las que reclama un cambio de sistema.
Pocas denuncias. A pesar de que en toda la previa la oposición repitió sus temores al robo de boletas, esta vez las denuncias no fueron generalizadas. Las medidas impuestas por la Cámara Electoral, de que existan cuartos oscuros de contingencia para el caso de que faltasen boletas, como también el mejor trabajo de fiscalización que realizaron las fuerzas de la oposición (sobre todo en Cambiemos), fueron factores importantes para que las irregularidades no sean masivas.
En la red Ser Fiscal, por ejemplo, confirmaron que en esta elección tuvieron un umbral de denuncias mucho más bajo que en las elecciones anteriores.
El titular de la Dirección Nacional Electoral, Alejandro Tullio, aseguró ayer que “no han habido hechos de violencia significativos ni denuncias significativas sobre falta de boletas”.
Una de las principales denuncias surgió en La Plata. El candidato a intendente de Cambiemos, Julio Garro, aseguró ante la Justicia Electoral que detectaron en diferentes escuelas que militantes del Frente para la Victoria cuando entraban al cuarto oscuro cortaban el último cuerpo de las boletas de Cambiemos (el suyo) para que la gente se confunda y deje esa categoría en blanco.
Superada la espuma electoral, los debates volverán a surgir y la dirigencia deberá decidir si cambia de boleta.