El conflicto entre el Gobierno y los productores agropecuarios por el aumento en las retenciones a las exportaciones, que ha movilizado a como nunca antes se vio al campo argentino, lejos está de encontrar una solución y todos los caminos que se avizoran presenta a una misma consecuencia indeseada: el desabastecimiento.
El fantasma del desabastecimiento ya se comienza a palpar en las góndolas de los supermercados; sin embargo, los pronósticos indican que al concluir los festejos de Semana Santa se sentirá por completo el desabastecimiento de lácteos y carne bovina. Como afirmó ayer el secretario general de la Cámara de Autoservicios y Supermercados Propiedad de Residentes Chinos (CASRECH), Miguel Ángel Calvete: "La semana próxima comenzará a sentirse faltante de carne y lácteos en los comercios".
Los piquetes que los productores rurales realizan en las diferentes rutas del país con el principal osbtáculo que impide a los camioneros reponer las mercaderías en los supermercados. "La huelga sigue firme hasta que revean las medidas", dijo Eduardo Buzzi, de la Federación Agraria, quien agregó que " vamos camino a una rebeldía incontrolado", algo impensado para un sector tan calmo como el campo. El duelo dialéctico se intensificó cuando un sector afín al gobierno, como es el sindicato de los camioneros, salió a defender la postura oficial y respondieron que " se enfrentará a cualquier piquete que se interponga en el camino de sus afiliados".
En este panorama, el titular de la CGT, Hugo Moyano, y el piquetero Luis D´Elia, dos figuras más familiarizadas con estar a favor de los reclamos de los trabajadores, defendieron la postura del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Moyano calificó de " salvaje" al paro, aseguró que los productores rurales utilizan " metodos golpistas" y se llevan " toda la torta". D´Elia se sumó al camionero y, en similar tónica, atacó: "Es indignante ver a la Sociedad Rural Argentina (SRA) liderando esta absurda protesta del campo. Esta entidad -miembro principal de la oligarquía argentina- ha sido cómplice de la trágica dictadura militar".
Más allá de la batalla verbal entre los "paladines" del gobierno y los dirigentes del campo, el Ejecutivo estudia medidas concretas para aplicar si el paro continúa y se produce desabastecimiento. Según informa el diario La Nación , el cierre a las exportaciones de carne y, eventualmente, de leche, sería la política elegida por la Presidenta y los funcionario de Economía. Si empiezan a faltar producto básicos en los supermercados, no se descarta implementar la Ley de desabastecimiento, que incluye severas sanciones.
En este complicado escenario, los bloqueos en las rutas conllevan otra amenaza: la falta de combustible. La escasez en los surtidores ya es una realidad en varias localidades del interior del país donde las diferentes cámaras que agrupan a los expendedores han denunciado que las complicaciones previstas por el fin de semana largo se han agravado porque "los piquetes de los productores agropecuarios que frenan el paso de los camiones con combustible".
Este conflicto de intereses ha dejado, como tantas otras veces, a los ciudadanos como rehenes, por lo que los titulares de Defensa de Usuarios y Consumidores (DEUCO), Pedro Bussetti, y del Centro de Educación al Consumidor (CEC), Susana Andrada reclamaron "cordura" al Gobierno y a la dirigencia ruralista para evitar el desabastecimiento de productos de la canasta familiar.
Resulta una verdadera paradoja que mientras el Gobierno se pelea con el campo por las retenciones, analiza cerrar las exportaciones y el desabastecimiento está a pocos días de ser una realidad, en el plano internacional, el acuerdo "alimentos por petróleo", firmado con Venezuela sigue en pie, para evitar las consecuencias de la falta de gas en invierno.
Hoy, en un comunicado las entidades rurales dejaron sentado que: "Luego de cada declaración agraviante que realiza alguno de los funcionarios del gobierno nacional hacia nuestra medida de fuerza, se suman nuevos productores a las rutas, con más bronca, en esta verdadera rebelión que está protagonizando todo el interior del país".
El empeño del gobierno para abrir el diálogo no es muy vigoroso, sólo han intentado a través de funcionarios de tercera y cuarta línea limar asperezas y reparar el cortocircuito que los dichos de funcionarios de primera línea han generado. A cada minuto que pasa, las diferencia se tensas y el desabastecimiento, como puede evidenciarse, comienza a tomar forma. Mientras las vaquitas siguen pastando y engordando un poco y en los supermercados la comida empieza a faltar, sólo resta preguntar: ¿Cómo terminará esta guerra entre el Gobierno y el Campo?