Marx decía que la historia se repite dos veces, la primera como tragedia y la segunda como farsa. La comparación entre la violencia que se desató entre facciones del peronismo en 1973 en Ezeiza –cuando el General volvió al país tras casi dos décadas de ostracismo– y los episodios de San Vicente pueden ajustarse al análisis de Marx sobre la recurrencia de la historia.
Hace 33 años tuvo lugar una verdadera batalla, entre las organizaciones parapoliciales de la derecha peronista y las guerrillas juveniles del ala izquierda. Decenas de muertos y cientos de heridos caracterizaron aquel sangriento 20 de junio. Fue una tragedia.
Ahora, en cambio, se enfrentaron dos sindicatos que apoyan a Kirchner, sin diferencia ideológica o política alguna entre ellos. No combatieron con armas largas grupos parapoliciales y guerrilleros, sino más bien "barrabravas" que parecen extraídos del submundo del fútbol. Afortunadamente, no se registraron muertos, sino sólo decenas de heridos. Fue una farsa en comparación con el hecho anterior.
Pero se trate de la tragedia de Ezeiza o de la farsa de San Vicente, la constante es la tendencia que muestra el peronismo a dirimir violentamente sus diferencias internas, una costumbre que reaparece pese al transcurso del tiempo y al cambio de los hombres y las circunstancias.
* Director del Centro de Estudios Union para la Nueva Mayoría