Nunca lo van a reconocer en público, al menos por ahora. Jura que forma parte del Gobierno, que la gente lo eligió para ser vicepresidente y que va a cumplir su mandato hasta el 10 de diciembre de 2011. Pero manda señales y se sincera ante sus íntimos. "Hay que construir una fuerza alternativa al kirchnerismo", dice mientras devora un sandwich triple de pollo, su preferido del comedor del Senado. Y suelta por enésima vez su frase de cabecera: "Hagamos un poquito más".
Julio César Cleto Cobos sabe que su voto "no positivo" sobre la polémica resolución 125 lo colocó en un lugar privilegiado, y que su potencial candidatura a presidente en 2011, aunque suene lejana, no es una utopía. Jamás dirá que trabaja para eso, pero sus movimientos se asemejan más a los de un candidato en plena batalla electoral que a los de un vicepresidente preocupado por recuperar la credibilidad del Congreso.
Hasta su hija María Eugenia se animó a nombrar la palabra presidente. "Siempre me costó callarla, es muy temperamental, pero es la voz cantante de lo que expresa hoy la juventud", susurra Cobos, que hace equilibrio entre el proselitismo y la responsabilidad institucional, y que cuando siente que está por caer se refugia en el pop del grupo español La Oreja de Van Gogh.
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