Alrededor de la -hasta ahora inexplicada- falta de billetes de 100 pesos, se produjo en el kirchnerismo una disparatada comedia de enredos que terminó de sacar de las casillas a Cristina Fernández. Advirtió que a su regreso del viaje por Kuwait, Qatar y Turquía, podría tomar decisiones en el área económica del Gobierno.
Es que desde la muerte de Néstor Kirchner, los enfrentamientos entre funcionarios del primero, segundo y tercer nivel se han convertido en moneda corriente. Y no está escrito todavía el capítulo final.
Los billetes solo fueron la punta del iceberg. En el Banco Central, por ejemplo, reina desde hace un tiempo una atmósfera irrespirable. Mercedes Marcó del Pont, su presidenta, llegó a acusar a su vicesegunda, Gabriela Ciganotto, y al superintendente de entidades financieras, Carlos Sánchez, por el desordenado concurso privado de emergencia organizado concurso para la impresón de 160 millones de billetes (16.000 millones de pesos) que inexorablemente iban a faltar a fin de 2010.
Más allá de intentar deslindar responsabilidades -Marcó del Pont desoyó los consejos de los propios técnicos del Central a fines de 2009-, se trataba de una vulgar pelea entre funcionarios por quien se quedaba con el negocio de la impresión.