Las dos son jóvenes y carismáticas. Líderes naturales. Tienen buena oratoria e ideas claras. Y nunca pasan inadvertidas. Se mueven con la misma soltura frente a los cientos de estudiantes que las escuchan en cada asamblea.
En Chile, Camila Vallejo fue uno de los motores de la protesta en defensa de la educación pública que puso en jaque al presidente Sebastián Piñera en 2011. En Buenos Aires, Sofía Devita se transformó en una de las protagonistas de las tomas de escuelas que vuelven a golpear a Mauricio Macri.
Las similitudes son muchas. Pero las diferencias también. Una es comunista. La otra es chavista. Una es una opositora acérrima al gobierno de su país. La otra tiene una creciente simpatía por el kirchnerismo. Una recorre el mundo para contar la experiencia chilena. La otra suspendió la lucha y viajó a Venezuela para dar su apoyo al oficialismo en las próximas elecciones.