Casi una semana después del allanamiento realizado en la casa de Diego Lagomarsino, el hombre que le prestó al fiscal Alberto Nisman la pistola Bersa 22 con la que se efectuó el disparo mortal, la ropa secuestrada continúa en el despacho de la jueza Fabiana Palmaghini a la espera de que se decida quién se encargará de realizar el análisis.
No así los elementos de tecnología, sobre los que ya trabaja el área de investigaciones de cibercrimen de la Policía Metropolitana. El allanamiento había sido solicitado por la parte querellante y fue llevado a cabo el pasado lunes 9 de marzo. Puntualmente buscaban prendas con manchas sospechosas y elementos de informática. También trascendió que la ex mujer de Nisman, Sandra Arroyo Salgado, pidió que buscaran un juego de llaves del departamento del piso 13 de Le Parc, donde vivía el fiscal. Sin embargo, no sólo no lo encontraron sino que tampoco se pudo confirmar hasta el momento si Lagomarsino tenía llaves de la casa de Nisman.
De la casa de la localidad de Martínez donde vive el experto informático se llevaron pendrives, discos rígidos externos, varias consolas de juegos y gran cantidad de CDs y DVDs. Sin embargo, curiosamente, tratándose del domicilio de un experto en seguridad informática, en el lugar no se encontró ninguna computadora. La Policía Metropolitana secuestró también casi toda la ropa que quedaba en el lugar –dado que el ex asesor de la UFI-AMIA no está viviendo allí–. Estas prendas son las que Palmaghini guarda aún en su despacho, y se cree que serán analizadas por peritos de la Policía Federal. La querella, según comentaron fuentes cercanas, está tan expectante por los resultados como molesta porque no se hayan tratado con luminol –un reactivo químico con el que se pueden hallar manchas de sangre aunque hayan sido lavadas– en el mismo lugar.
Palmaghini es propensa a solicitar la colaboración de la Metropolitana en los operativos que ordena. Más allá de su conocida condición anti K y de que, según cuentan quienes la conocen, confía cada vez menos en la Federal, la jueza tuvo una buena experiencia con la fuerza porteña. Fue cuando tuvo que investigar los enfrentamientos entre barras de River, en la confitería del club, que quedó muy conforme con la brigada de investigaciones de la Comuna 12. Por ellos pidió cuando se comunicó con las autoridades de la Metropolitana para solicitar personal sin aportar detalles. También requirió personal de la Policía Científica de la misma fuerza, y pidió que fuese con la más estricta reserva. Por eso mismo es que les pasó la dirección del lugar, pero nunca les dijo a quién pertenecía el domicilio.
Fuentes cercanas a los efectivos que realizaron el allanamiento indicaron a PERFIL que de la indumentaria sustraída no había a simple vista prendas que presentaran manchas sospechosas. “Conocemos muy bien a ‘la Tana’ –por Palmaghini– y sabemos cómo trabaja. Nos llevamos de todo para que no tenga ni el más mínimo motivo de objetar la tarea que se hizo”, contó a PERFIL una fuente al tanto de todo lo realizado durante las siete horas que duró el allanamiento.