Fue un viernes negro para el presidente en ejercicio, Amado Boudou. El máximo tribunal penal del país emitió un duro fallo que confirma el rumbo de la causa Ciccone y tira por la borda los argumentos de la defensa, como adelantó PERFIL el 11 de octubre. El abogado de Alejandro Vandenbroele sostenía que la causa debía declararse nula porque estaba basada en el testimonio de Laura Muñoz, la ex mujer del titular de The Old Fund -dueña de la imprenta de billetes-, quien definió a su ex pareja como “testaferro de Boudou”.
Uno de los tres jueces se expuso en duros términos contra el vicepresidente y lo vinculó a las amenazas que recibió Muñoz.
La Sala IV de la Cámara de Casación falló en pleno contra Vandenbroele, y por ende, contra Boudou. Las defensas esperaban que el tribunal anulara el testimonio de Muñoz, el allanamiento de la casa de la mujer y las pruebas recolectadas allí. Todavía hay dos computadoras -una familiar y una utilizada por Vandenbroele- que se secuestraron en la vivienda de Mendoza y nunca se peritaron, a la espera de una resolución final de la disputa legal, que llegó con el fallo. Ayer vencía el límite legal para que se expida la Cámara. Fuentes de la defensa sostuvieron que no corresponde apelar ante la Corte Suprema.
En los próximos días, el juez federal Ariel Lijo, a cargo de la investigación, ordenará el peritaje de las computadoras y citará a una serie de testigos clave de la presunta relación entre Boudou, Vandenbroele y Ciccone.
El fallo. Según el Código Penal, un cónyuge no puede denunciar a su pareja, salvo que el delito lo perjudique. Los juristas sostienen que el artículo debe cumplirse para “preservar la intimidad y la familia”.
En sus escritos, los jueces Mariano Borinsky, Gustavo Hornos y Juan Carlos Gemignani coincidieron en que la causa no se inició por las declaraciones ni por la testimonial de Laura Muñoz, sino por dos denuncias de Ricardo Monner Sans y Jorge Luis Vitale, basadas en notas periodísticas, que incluso databan de antes de que Muñoz hiciera pública la frase que desató el escándalo. Además, sostienen que la declaración de Muñoz ante la Justicia -fue en febrero de 2012 ante el fiscal Carlos Rívolo- no es sustancial ni cambió nada en la causa. Tampoco generó prueba. Consideraron que sus dichos sobre Ciccone y la investigación son generalidades imprecisas, que no hubo perjuicio legal contra Vandenbroele por sus declaraciones ni por la información que aportó a la causa.
Además, los jueces apuntaron a la defensa, acusándola de intentar demorar la causa. También criticaron a la defensa por no presentar pruebas suficientes para respaldar sus argumentos.
Gemigniani fue el más duro en su escrito, y generó incomodidad en la Cámara de Casación. El juez se había opuesto a que la nulidad de la causa se tratara pero sus pares decidieron concederle a Vandebroele el tratamiento de si debían o no anularla. Las primeras versiones en los Tribunales apuntaban a que el tema iba a tratarse para favorecer a Boudou pero el fallo llegó ayer para poner punto final.
En su escrito, Gemigniani habló de “serias y persistentes agresiones y amenazas, atribuidas -por Laura Muñoz- a un grupo que, en consideración al cargo público ostentado por uno de sus integrantes, podía razonablemente asignársele una capacidad operativa de significativa trascendencia”.
El camarista pidió “brindar a la testigo y a sus hijos máxima seguridad”. Además, dijo que no había “ninguna familia que proteger” -como marca el Código-, debido a que las relaciones de Vandenbroele con Muñoz y su hija están rotas.
Además de las amenazas, hay un juicio de alimentos y de divorcio en trámite, como recordaron sus pares